sábado, 8 de octubre de 2022

El Libro de Adán y Eva I (Cap. 21 - 40)

Capítulo XXI 
Adán y Eva intentan suicidarse. 

1 Entonces Adán y Eva fueron en busca del jardín. 

2 Y el calor era tan fuerte que parecía llama de fuego en sus rostros y por el intenso calor lloraron delante del Señor. 

3 Y lloraban al frente de la puerta occidental del jardín, sobre una montaña. 

4 Luego Adán se tiró hacia debajo de la montaña, su rostro y su carne se rasgaron, perdiendo mucha sangre y estaba a punto de morir. 

5 Mientras tanto Eva se mantenía de pie en la montaña llorando por él. 

6 Y ella dijo: "No quiero vivir después de él, porque todo lo que él ha hecho, ha sido por mi causa. 

7 Entonces ella se lanzó también, después de él, y su piel fue desgarrada y arrancada por las piedras y cayó, quedando como muerta. 

8 Pero Elohim, que es misericordioso, y que ve por sus criaturas, miró a Adán y a Eva, que estaban como muertos, y Él pronunciando Su Palabra, los levantó. 

9 Y dijo a Adán, "Oh! Adán, toda esta miseria que has traído a ti mismo, no afectará mi decisión ni va a modificar mi pacto de 5 500 años, como ya dije.” 

Capítulo XXII 
Adán en un ambiente amable. 

1 Luego de haber sido levantado, Adán dijo a Elohim: "Yo me seco con este calor y me desmayo estando de pie, no deseo estar en este mundo y no sé hasta cuando me tendrás en este. 

2 Entonces el Señor Elohim le dijo: "¡Oh Adán, ahora no te sacaré de este mundo, no hasta que hayas cumplido los días que te están designados. Entonces los sacaré fuera de esta tierra. 

3 Y Adán dijo a Elohim: "Cuando yo estaba en el jardín, no había ni calor, ni debilidad, ni temores, ni miedo, ni había que caminar tanto, pero desde que llegué a esta tierra, solo vivo en aflicción. 

4 Entonces Elohim dijo a Adán: "Era así porque vivían bajo mis mandamientos, mi luz y mi gracia estaban sobre ti, pero cuando transgrediste mi mandamiento, el dolor y la miseria te han llegado en esta tierra. 

5 Y Adán gritó y dijo: "Oh Señor, no me cortes de tu presencia, ni me castigues con fuertes plagas y no me devuelvas según mi pecado, porque nosotros por nuestra voluntad pecamos, transgrediendo tus mandamientos y haciendo caso omiso de tus palabras y haciendo según nuestra voluntad, tratamos de hacernos Elohimes, queriendo igualarnos a ti porque fuimos engañados por el Satan 

6 Entonces Elohim dijo a Adán de nuevo, "Porque tu mismo tuviste que soportar el miedo, el temblor, la debilidad, el sufrimiento en esta tierra y tener que caminar tanto pasando esta montaña y morir en ella, yo mismo lo voy a pasar, a fin de salvarte. 

Capítulo XXIII 
Adán y Eva son fortalecidos y levantan el primer altar 

1 Entonces Adán lloró más amargamente diciendo: "Oh Elohim, tienes tanta piedad de mi, tanto como para traer sobre ti mismo lo que he hecho. 

2 Elohim retiró Su Palabra de Adán y Eva. 

3 Entonces Adán y Eva, parados sobre sus pies se fortalecieron así mismos. 

4 Luego Adán y Eva tomaron piedras y los pusieron en la forma de un altar, y tomaron las hojas de los árboles que crecían fuera del jardín y con ellas limpiaron las heridas y la sangre que se había derramado sobre la roca 

5 Pero la sangre que había caído sobre la arena, que se mezcló junto con el polvo la ofreció en el altar como una ofrenda a Elohim. 

6 Entonces Adán y Eva estando debajo del altar con gran llanto, oraron a Elohim, diciendo: "perdona nuestra intrusión y nuestro pecado, y míranos son ojos de misericordia porque cuando estábamos en el jardín, nuestras alabanzas e himnos estaban delante de ti sin cesar.. 

7 Pero desde que entramos en esta tierra extraña, los santos elogios ya no salen de nosotros, ni oraciones justas, ni comprensión en nuestros corazones, ni hay dulces pensamientos, ni buenos sentimientos, ni está nuestra brillante naturaleza que teníamos antes, cuando fuimos creados. 

8 Sin embargo, ahora al ver nuestra sangre que es ofrecida en estas piedras, acepta esto que está en nuestras manos, al igual que los elogios que hemos utilizado antes para cantarte como en el principio, cuando estábamos en el jardín. " 

9 Y Adán comenzó a hacer más peticiones de Elohim. 

Capítulo XXIV 
La profecía de la vida y la muerte de Mashiaj. 

1 Entonces el Elohim misericordioso, bueno y amante de los hombres, miró a Adán y a Eva, y vio que habían celebrado una ofrenda con su sangre, sin que él se los hubiese ordenado y se agradó aceptando sus ofrendas. 

2 Y Elohim envió desde su presencia, un brillante fuego que consumió la ofrenda. 

3 El saboreó lo dulce de su ofrenda, y les mostró misericordia. 

4 Luego vino la Palabra de Elohim a Adán, y le dijo: "¡Oh Adán, como has derramado tu sangre, así yo también he de derramar mi sangre cuando me haga carne y camine en medio de tu descendencia y así como moriste, yo también moriré y así como construiste un altar y ofreciste tu sangre, yo también levantaré un altar y ofreceré mi sangre en el. 

5 Y como me demandaste el perdón a través de la sangre, yo también voy a hacer que con mi sangre reciban el perdón de los pecados, y borren las transgresiones que cometieren contra mi. 

6 Y ahora, he aquí, he aceptado tu ofrenda, oh Adán, pero los días de la alianza que he dicho estoy obligado a cumplir y cuando se cumplan, entonces te voy a traer de vuelta al jardín. 

7 Ahora, por lo tanto, fortalece tu corazón, y cuando el dolor venga más sobre ti, hazme una ofrenda, y voy a ser favorable a ti. " 

Capítulo XXV 
Elohim representado como amante y misericordioso. El establecimiento de culto. 

1 Sin embargo, Elohim sabía que Adán creía que con frecuencia debía quitarse la vida y hacer una ofrenda a Él con su sangre. 

2 Por lo tanto le dijo: "¡Oh Adán, no siempre debes matarte como ahora, tirándote de la montaña” 

3 Entonces Adán dijo a Elohim: “Yo estaba pensando con ponerle fin a mi vida de una vez por haber transgredido tus mandamientos y por haber perdido el hermoso jardín y la luz brillante de la que ahora estoy privado y por no poder alabarte como antes. 

4 Sin embargo, en tu bondad, oh Elohim, no te has deshecho de mi por completo y has sido favorable conmigo devolviéndome la vida después de morir. 

5 Y así se a hecho saber que eres es un Elohim misericordioso, que no quiere que nadie perezca, que le encanta que uno no caiga, y que no condena toda la crueldad, el mal, y por la que seríamos destruidos." 

6 Luego Adán se mantuvo en silencio. 

7 Y la Palabra de Elohim vino a él, y le bendijo, y reconfortándole, hizo un pacto con él, que Él le guardaría hasta el final del día determinado para él. 

8 Este, entonces, fue la primera ofrenda que Adán hizo a Elohim, y desde ese día fue su costumbre hacerlo. 

Capítulo XXVI 
Una hermosa profecía de la vida eterna y gozo (v. 15). La caída de la noche. 

1 Entonces Adán tomó a Eva, y ellos comenzaron a regresar a la Cueva de Tesoros donde vivían. Pero cuando se iban acercando a ella y la vieron a la distancia, cayó una amarga tristeza sobre Adán y Eva. 

2 Entonces dijo Adán a Eva, "Cuando estábamos en la montaña fuimos confortados por la palabra de Elohim, cuando conversamos y por la luz maravillosa que nos rodeaba. 

3 Pero ahora la Palabra de Elohim se esconde de nosotros, y la luz que nos mostró se ha desvanecido y ahora la oscuridad y la tristeza está sobre nosotros. 

4 Y nos vemos obligados a entrar en esta cueva que es como una prisión, en la oscuridad que nos cubre, por lo que estamos separados unos de otros, y no puedes verme, ni yo puedo verte. 

5 Cuando Adán decía estas palabras, lloró y levantó las manos ante Elohim, porque estaba lleno de tristeza. 

6 Y oró a Elohim para que el sol aparezca y de su luz y así la oscuridad no caiga sobre ellos y así no tengan que venir a la cueva, y deseaban estar muertos antes que ver la oscuridad. 

7 Entonces Elohim miró a Adán y a Eva, en su gran pesar, y en todo lo que habían hecho con un corazón ardiente, a observó todos los problemas que estaban pasando a diferencia del antiguo bienestar que gozaban y todas las desgracias que les sobrevino en la extraña tierra. 

8 Por lo cual Elohim no se enojó con ellos ni fue impaciente, Elohim se mostró paciente y benévolo hacia ellos como un Padre con los hijos que creó. 

9 Entonces vino la Palabra de Elohim a Adán, y le dijo: "Adán, si te trajera el sol para que nunca se moviera de ti, los días, meses y años pararían y el pacto que he hecho contigo nunca se cumpliría, 

10 y serían abandonados y atrapados en una perpetua peste y no encontrarían donde guarecerse. 

11 Más bien, vive y trae calma a tu alma, mientras vivas, día y noche habrá, que te traerán descanso, hasta el cumplimiento de los días, y el momento en que Mi pacto se cumpla. 

12 Entonces yo vendré y te guardaré, ¡Oh Adán!, porque no quiero que seas dañado. 

13 Y cuando recuerde las maravillas con la que vivías y las cosas buenas que tenías y porque razón perdiste todo ello, entonces yo voluntariamente tendré de ti misericordia. 

14 Pero yo no puedo alterar el pacto que he pronunciado, de lo contrario te habría traido de vuelta al jardín. 

15 Pero cuando el pacto se cumpla, te pondré a ti y a tu descendencia en una tierra de alegría, donde no existirá ni el dolor ni la tristeza, donde vivirán llenos de gozo, la luz nunca se apagará y la alabanza nunca cesará y este hermoso jardín no tendrá final. " 

16 Y Elohim dijo a Adán de nuevo, "Tengan paciencia y entren en la cueva, la oscuridad que tanto temes, solo estará por  doce horas y al terminar, vendrá nuevamente la luz." 

17 Entonces, cuando Adán escuchó estas palabras de Elohim, él y Eva lo adoraron y confortaron sus corazones. Regresaron a la cueva como de costumbre, mientras las lágrimas fluían de sus ojos y dolor y gemidos salían de sus corazones deseando que su alma abandone el cuerpo. 

18 Y Adán y Eva oraban hasta que la oscuridad de la noche cayó sobre ellos, y Adán y Eva no pudieron verse otra vez. 

19 Y se mantuvieron de pie en la oración. 

Capítulo XXVII 
La segunda tentación de Adán y Eva. El Satan toma la forma de un ángel la luz. 

1 Cuando Satanás, que odia a todos los buenos, vio cómo se siguieron en la oración, y cómo Elohim tenía comunión con ellos, y los reconfortaba, y cómo había aceptado su ofrenda, hizo una aparición. 

2 Comenzó con la transformación de sus anfitriones; de sus manos salía destellante fuego, y se encontraban en una gran luz. 

3 Luego puso su trono cerca de la boca de la cueva porque no podía entrar, debido a las oraciones de ellos, y arrojaba la luz por dentro de la cueva, hasta donde estaban Adán y Eva, entonces sus anfitriones cantaban alabanzas. 

4 Y Satanás hizo esto, con el fin de que cuando Adán viera la luz, pensara que era una luz celestial y que los ángeles han venido para traerles luz en medio de su oscuridad. 

5 Así que, cuando Adán los viera, cedería ante su presencia y otra vez sería humillado delante de Elohim. 

6 Pero cuando, Adán y Eva vieron la luz, creyeron que era real, y se fortalecieron sus corazones, sin embargo, estaban como temblando, y Adán dijo a Eva: 

7 "Mira esa gran luz, y las muchas alabanzas que se entonan, pero lo hacen fuera de la cueva, y no entran y pregunta: ¿Porqué no nos dicen que es lo que quieren, de donde son y cuál es el significado de sus muchas alabanzas y la luz que despiden y porqué no entran? 

8 Si fueran de Elohim, entrarían en la cueva con nosotros, y nos dirían el motivo por el que fueron enviados. 

9 Entonces Adán se puso de pie y oró a Elohim con un corazón ardiente, y dijo: -- 

10 ¡Oh Señor! ¿existe en el mundo otro Elohim aparte de Ti, que creara a los ángeles y los llenara de luz y los enviara y viniera con ellos a nosotros para mantenernos? 

11 Pero, mira, vemos que esos ángeles anfitriones están en la entrada de la cueva, envueltos en gran luz y cantan alabanzas en voz alta. Si son de algún otro Elohim, dímelo y si tu los has enviado, háblame y dime porque los has enviado. 

12 No bien había terminado de hablar, cuando un ángel del Señor se le aparece en la cueva y le dice: ¡Adán!, no tengas miedo, se trata de Satanás y sus anfitriones que desean engañarlos otra vez; la primera vez se ocultó en la serpiente y ahora se disfraza de ángel de luz, de tal manera que si ustedes lo adoraban, él los haría sus esclavos delante del mismo Elohim. 

13 Entonces el ángel fue hasta la puerta de la cueva y se apoderó de Satanás y lo despojó de la pretensión que había asumido y lo llevó delante de Adán con la apariencia real que tenía, una apariencia horrible, que Adán y Eva tuvieron miedo al verlo. 

14 Y el ángel le dice a Adán: "Esta horrible forma es la que tiene desde el momento que Elohim lo echó del cielo, no podía haberse presentado a ustedes con ella, así que tomó la apariencia de ángel de luz. 15 Entonces el ángel llevó fuera a Satanás y sus anfitriones, lejos de Adán y Eva, y les dijo: "No tengan temor, pues el Elohim que los creó, los fortalecerá." 

16 Y el ángel se fue. 

17 Sin embargo, Adán y Eva se mantuvieron de pie en la cueva; pues no se sentían consolados y tenían mucho que pensar 

18 Oraron hasta la mañana, y luego salieron en busca del jardín. Ya que sus corazones fueron hacia él, pues no encontraban consuelo por haberlo perdido. 

Capítulo XXVIII 
El Satan pretende llevar a Adán y Eva al agua para bañarse. 

1 Pero cuando el astuto Satanás vio, que iban al jardín, se reunió con sus anfitriones y entraron tomando la apariencia de una nube, con el fin de engañarlos nuevamente. 

2 Pero, cuando Adán y Eva vieron esta visión, creyeron que eran los ángeles del Señor que venían a traerles comodidades abandonadas en el jardín o para hacerlos regresar de nuevo en él. 

3 Y Adán levantando las manos hacia Elohim le suplicaba que le hiciera comprender lo que acontecía. 

4 Luego Satanás, que odia a todos los buenos, dice a Adán, ¡Oh Adán, yo soy un ángel del gran Elohim, y he aquí los anfitriones que me rodean. 

5 Elohim nos ha enviado para llevarte a ti y a Eva a la frontera norte del jardín para que se bañen en las aguas del mar y regresen a su antiguo gozo, regresando al jardín 

6 Estas palabras penetraron en el corazón de Adán y Eva. 

7 Sin embargo, Elohim no trajo palabra alguna a Adán, ni le hizo comprender lo que pasaba, quería probar su fuerza y ver si era capaz de soportar la prueba o si sedería como cuando estuvo en el jardín, en presencia de Eva. 

8 Entonces llamó Satanás a Adán y a Eva, y les dijo: "He aquí, vamos a las orillas del mar, y ellos empezaron a ir. 

9 Y lo siguieron a poca distancia. 

10 Pero cuando llegaron a la montaña al norte del jardín, una montaña muy alta, sin ningún tipo de medidas para la parte superior del mismo, el Satan se acerca a Adán y a Eva, y los hizo subir a la cima de la montaña, para poderlos empujar y tirarlos hacia abajo y así librarse de ellos, a fin de que la tierra solo sea de él y sus huestes de maldad. 

Capítulo XXIX 
Elohim le dice a Adán de la finalidad del Satan. (v. 4). 

1 Sin embargo, cuando el misericordioso Elohim vio que Satanás deseaba matar a Adán con sus muchos trucos, y vio que Adán era manso y sin engaño, Elohim habló a Satanás en voz alta, y le maldijo. 

2 Entonces él y sus anfitriones huyeron, y Adán y Eva se mantuvieron de pie en la cima de la montaña, y de allí pudieron ver hacia abajo, el gran mundo, pero no vieron a ningunos de los anfitriones de Satanás que los habían traído a ella.

3 Ellos lloraron, tanto Adán como Eva, ante Elohim, y suplicaron perdón a Él. 

4 Luego vino la Palabra de Elohim a Adán, y le dijo: Adán, debes saber que Satanás trata de engañarte a ti y toda tu descendencia después de ti. 

5 Y Adán exclamó ante el Señor Elohim, en oración o súplica para que le diera algo del huerto para sentirse confortado. 

6 Y Elohim consideró el pensamiento de Adán, y envió al ángel Miguel, y en lo que respecta al mar que llega hasta la India, que tomara de allí unas barras de oro y se los lleve a Adán. 

7 Esto hizo Elohim en Su sabiduría, a fin de que estas barras de oro dieran luz en la cueva durante la noche y ya no tengan miedo por la oscuridad. 

8 Entonces el ángel Miguel bajó por orden de Elohim, y tomó las barras de oro como Elohim había mandado y las trajeron a su presencia. 

Capítulo XXX 
Adán recibe los primeros bienes mundanos. 

1 Después de estas cosas, Elohim mandó al ángel Gabriel a que bajara al jardín a decirle al querubín custodio “He aquí Elohim me ha enviado entrar al jardín para tomar de él, el dulce olor del incienso y dárselo a Adán 

2 Entonces el ángel Gabriel bajó por orden de Elohim al jardín, y le dijo al querubín como Elohim le había mandado. 

3 El querubín entonces dijo: "Bien." Y pasó Gabriel y tomó el incienso. 

4 Entonces Elohim mandó a su ángel Rafael a bajar al jardín, y hablar con el querubín para que tomase mirra y dársela a Adán 

5 Y el ángel Rafael bajó y le dijo al querubín como Elohim le había mandado, y el querubín dijo, "Bueno". Luego pasó Raphael y tomó la mirra. 

6 Las barras de oro fueron del mar de la India, donde hay piedras preciosas. El incienso era de la frontera oriental del jardín, y la mirra de la frontera occidental, del lugar donde Adán encontró mas amargura para su alma. 

7 Y los ángeles traen estas cosas a Elohim, por el Árbol de la Vida, en el jardín. 

8 Entonces Elohim dijo a los ángeles, "Tomen un poco del agua y rocíenla sobre Adán y Eva, para que sean reconfortados en su dolor y dénsela. 

9 Y los ángeles hicieron como Elohim les había mandado, y dieron todas esas cosas a Adán y a Eva en la cima de la montaña en que Satanás los había colocado, y donde él intentó asesinarlos. 

10 Y cuando Adán vio la barras de oro, el incienso y la mirra, fue conmovido a punto de que se puso a llorar y se alegró porque pensó que el oro era un símbolo del reino de donde había salido, que el incienso era un símbolo de la luz brillante con la que estaba vestido, y que la mirra era un símbolo de la tristeza en la que le ha tocado vivir. 

Capítulo XXXI 
Ellos tienen más comodidad en la Cueva de los Tesoros en el tercer día. 

1 Después de estas cosas, Elohim dijo a Adán, "Me pediste que te diese algo del jardín para sentirte confortado y he aquí te he dado estas tres cosas sabiendo que confías en el pacto que he hecho con ustedes. 

2 Cuando yo venga en carne, los reyes me traerán oro, incienso y mirra; oro como muestra de mi realeza, incienso como muestra de mi divinidad y mirra por el sufrimiento y la muerte que he de pasar. 

3 Pero, Adán, se han puesto estas tres dentro de la cueva para que el oro les de luz durante la noche, el incienso para que sientan el aroma dulce que descansa y la mirra para que sean confortados del dolor 

4 Cuando Adán escuchó estas palabras de Elohim, empezó a adorarlo y junto con Eva le dieron las gracias porque Elohim había mostrado misericordia con ellos. 

5 Entonces Elohim mandó a los tres ángeles, Miguel, Gabriel y Rafael, a cada uno de ellos para que den a Adán lo que habían traido, y así lo hicieron uno a uno. 

6 Y Elohim mandó a Suriyel y a Salathiel que llevaran a Adán y a Eva de la montaña hacia la Cueva de los Tesoros. 

7 Allí colocaron al oro en la zona sur de la cueva, el incienso en la parte oriental y la mirra a la occidental, al norte se encontraba la entrada de la cueva. 

8 Los ángeles reconfortaron luego a Adán y a Eva, y partieron. 

9 El oro fue en un total de setenta varas *; el incienso, doce libras, y la mirra, tres libras. 

10 Estas tres cosas estuvieron cuidadas por Adán en la Cueva de los Tesoros. 

11 Elohim le dio estas tres cosas a Adán en el tercer día después de que él había salido del jardín, como representación de los tres días que el Señor debe permanecer en el corazón de la tierra. 

12 Y estas tres cosas continuaron con Adán en la cueva, le dieron la luz de noche y de día, dándole alivio de su dolor. * Una vara es una unidad de medida lineal equivalente a 5,5 metros y también una unidad de medida de área equivalente a 30,25 metros cuadrados. En este caso, la palabra simplemente significa vara de una especie de largo, delgada pieza de oro no especificadas de tamaño y peso. 

Capítulo XXXII
Adán y Eva entran en el agua para orar. 

1 Y Adán y Eva permanecieron en la Cueva de Tesoros hasta el séptimo día, no comieron fruto alguno ni bebieron agua. 

2 Y cuando amaneció el octavo día, dijo Adán a Eva "Eva oremos al Señor para que nos de algo de comer como lo que hay en el jardín y envíe a sus ángeles para que nos traigan lo que deseemos".

3 Así que levántate y vayamos al mar que vimos al principio y permanezcamos ahí en oración y así Elohim nos será favorable nuevamente y nos lleve de vuelta al jardín y nos de algo de comer o nos de comodidad en alguna otra tierra. 

4 Así Adán y Eva salieron de la cueva, y fueron y se pusieron en la frontera del mar y Adán le dijo a Eva: 

5 Ven, baja a este lugar y no salgas hasta que terminen treinta días, cuando yo venga a ti. Ora a Elohim con un corazón ardiente y con dulce voz para que nos perdone. 

6 Y voy a ir a otro lugar, bajaré y haré lo mismo que tu. 

7 Entonces Eva cayó en el agua, como Adán le había mandado. Adán también bajó en el agua, y estaba orando, pidiendo que el Señor perdone sus delitos y los restaure a su estado anterior.

8 Y oraban cada día hasta que se cumplan los treinta días y cinco mas.


Capítulo XXXIII 
Satanás promete falsamente la "luz brillante". 
1 Pero Satanás, que odia a todos los buenos, fue y les buscó en la cueva y al no encontrarlos los buscó diligentemente. 

2 Los encontró al pie del agua, orando sin pensar en nada más, y pensando para si se dijo: Adán y Eva están en pie, orando a Elohim para que perdone su transgresión y para que le restaure su estado anterior; 

3 Pero voy a engañarlos a fin de que salgan del agua, y no cumplan con su voto. " 

4 A continuación, el que odia a todos los buenos, no fue a donde Adán, pero si fue a donde Eva, y tomó la forma de un ángel de Elohim, y alabando con regocijo le dijo: 

5 "La paz esté contigo! Mucho gusto y regocijo! Elohim es favorable para contigo, y Él me ha enviado a Adán. He traído a él las buenas nuevas de salvación, y de a su ser, de luz brillante como tenía al principio. 

6 Y Adán, en su alegría por su restauración, me ha enviado a ti, para que vengas conmigo a fin de que también te corone de luz como a él. 

7 Y él me dijo, Habla con Eva; si ella no viene contigo, dile sobre las cosas que se nos dio en la montaña y como los ángeles nos trajeron a la cueva de los Tesoros y colocamos el oro al sur, el incienso al oriente y la mirra al occidente, así vendrá. 

8 Cuando Eva escuchó estas palabras que le dijo, se alegró mucho y pensó que aquel ángel era del Señor y no Satanás disfrazado, así que salió del mar. 

9 Satanás empezó a andar y Eva lo siguió hasta que llegó a donde Adán, luego se escondió de ella y Eva no lo vió mas. 

10 Luego llegó y se puso delante de Adán que estaba en el agua llena de regocijo por el perdón concedido por Elohim, 

11 Y ella lo llamó y Adán se dio vuelta y cuando la vio se puso a llorar y golpeándose el pecho por su dolor, se hundió en el agua.. 

12 Pero Elohim lo miró en su miseria y su estado de gran congoja y le llamó fuera del agua, diciéndole que vaya a donde estaba Eva; cuando Adán se acercó a Eva, le preguntó ¿Quién te dijo que vinieras aquí? 

13 Entonces ella le contó sobre el discurso que el ángel le había dicho y que le había parecido verdadero, además le había dicho los que Elohim les había dado en la montaña. 

14 Pero Adán agraviado, le dio a conocer que había sido Satanás y que la había engañado. Luego Adán tomó a Eva y regresaron a la Cueva. 

15 Estas cosas que les sucedió la segunda vez que bajaron al agua, siete días después de su salida del jardín. 

16 Ellos estuvieron en ayunas en el agua por treinta y cinco días; pero en total cuarenta y dos días desde que salieron del jardín. 

Capítulo XXXIV 
Adán recuerda la creación de Eva. 

1 Y en la mañana del cuadragésimo tercer día, salieron de la cueva, tristes y llorando. Sus cuerpos estaban secos y tostados por el hambre y la sed, debido a la oración y al ayuno y al dolor debido a su transgresión. 

2 Y cuando habían salido de la cueva, subieron a la montaña al oeste del jardín. 

3 Allí estaban suplicando y orando a Elohim que les conceda el perdón de sus pecados. 

4 Y después de sus oraciones Adán comenzó a rogar a Elohim, diciendo: "Oh mi Señor, mi Elohim, y mi Creador, que mandó a los cuatro elementos, * los cuales se reunieron por tu orden
5 Entonces levantaste tu mano y me creaste de uno de ellos, que es el polvo de la tierra, luego me llevaste al jardín a la hora tercera, un día viernes 

6 Entonces yo no conocía el día ni la noche, porque tenía yo una naturaleza brillante, y por el brillo que tenía no sabía de estos. 

7 Luego, una vez más, oh Señor, que me creaste a la hora tercera, me trajiste a todos los animales, a los leones, avestruces, las aves del cielo y todo aquello que se mueve sobre la tierra, que habías creado antes que a mi, a la primera hora. 

8 Y tu voluntad era que yo coloque nombre a todos ellos, uno por uno, con un nombre adecuado. Pero tu me diste la comprensión y el conocimiento, y un corazón puro y un sano juicio que viene de ti, para que yo los nombre de acuerdo a tu propia mente. 

9 Oh Elohim, los hiciste obedientes a mí, y ordenaste que cada uno de ellos no rompa mi dominio sobre ellos, de acuerdo a tu mandamiento que tu pusiste; pero ahora todos ellos están separados de mí. 

10 Fue que en la hora tercera del día viernes, que me creaste, me diste mandamiento sobre el árbol al que ni debía acercarme, ni comer de su fruto , porque me dijiste “Cuando comas de el fruto de este árbol, ciertamente morirás.” 

11 Y si me hubieras castigado con la muerte como dijiste, entonces ahora estuviera muerto. 

12 Por otra parte, cuando me diste mandamiento sobre el árbol, Eva no estaba conmigo, no la habías creado todavía, ni había estado aún a mi lado, ni había ella escuchado su orden. 

13 Entonces, al final de la tercera hora de aquel viernes, oh Señor, me causaste un profundo sueño y estuve abrumado con aquel sueño; 

14 Entonces sacaste una costilla de mi costado y la creaste a mi propia imagen y semejanza. Entonces desperté y la ví, supe que era ella, y me dije: Ella es hueso de mis huesos y carne de mi carne, a partir de ahora será llamada mujer” 

15 Por tu buena voluntad Oh Elohim, me pusiste en profundo sueño y trajiste de inmediato a Eva a mi lado y no permitiste que yo fuera testigo de cómo la hiciste. Oh mi Señor ¿Cómo es posible que seas de gran bondad y gran Gloria?. 

16 Y por tu buena voluntad, oh Señor nos hiciste con órganos brillantes y nos hiciste dos en uno y nos diste de tu gracia y nos llenaste de gloria por virtud de tu Santo Espíritu; y no teníamos hambre ni sed ni conocíamos la tristeza, ni nuestro corazón desfallecía, ni sufríamos por causa del ayuno. 

17 Pero ahora, oh Elohim, que hemos transgredido tu mandamiento y se rompió tu ley, nos has llevado a una extraña tierra, causándonos sufrimiento, y desfallecimiento, por el hambre y la sed que nos ha sobrevenido. 

18 Ahora, pues, oh Elohim, oramos pidiéndote que nos des algo de comer del jardín para satisfacer nuestra hambre y saciar nuestra sed. 

19 Pues, he aquí, que ya muchos días han pasado, oh Elohim, y no hemos probado nada, ni bebido nada y nuestra carne se seca y nuestra fuerza se pierde y el sueño se ha ido de nuestros ojos debido al llanto y a los desvelos. 

20 Entonces, oh Elohim, no nos atrevemos a recoger algo del fruto de los árboles, porque tememos que con esto vayamos a transgredir la ley como la primera vez y en esta ocasión nos hagas morir. 

21 Por eso ahora pensamos en nuestros corazones, que si tomamos el fruto de los árboles sin orden de Elohim, él nos va a destruir en el momento y nos limpie de la faz de la tierra. 

22 Y si queremos beber de esta agua, sin orden de Elohim, Él nos pondrá fin, de una vez por todas. 

23 Ahora, pues, oh Elohim, que me has traído a este lugar junto con Eva, te ruego que nos des algunos frutos del huerto para que me sienta satisfecho junto con ella. 

24 Porque es deseo nuestro que podamos tomar fruto de la tierra y todo lo que nos falta en ella. * La creencia medieval de que sólo había cuatro elementos fuego, tierra, aire y agua fue ampliamente aceptada hasta alrededor de 1500 AD, cuando la actual teoría atómica se hallaba en sus inicios. 

Capítulo XXXV 
La respuesta de Elohim. 

1 Entonces Elohim miró de nuevo a Adán en su llanto y gemido, y su Palabra vino a él, y le dijo: 

2 "Oh Adán! , cuando estabas en mi jardín, no sabías que era tener falta de alimento y de bebida, ni conocías los desmayos, el sufrimiento, ni las magras de la carne, ni lo que significaba que el sueño se aparte de tus ojos; pero luego de tu transgresión y entrado a esta tierra extraña, todas estas aflicciones han venido sobre ti. 

Capítulo XXXVI 
Figuras 

1 Entonces Elohim mandó al querubín que mantiene la puerta del jardín con una espada de fuego en su mano, para que tomase algunos de los frutos del árbol de la higuera, para darle a Adán y a Eva. 

2 El querubín obedeciendo el mandato del Señor Elohim, entró al jardín y trajo dos higos en dos ramas, cada higo estaba colgado de su hoja, estos eran de dos árboles, entre los cuales Adán y Eva se escondieron cuando Elohim se dirigió a pie al jardín y cuando Elohim preguntó: “Adán, Adán ¿Dónde estás? 

3 Y Adán respondió: "Oh Elohim, aquí estoy. Cuando oyó el sonido de su persona y su voz, y se escondió porque estaba desnudo." 

4 El querubín entonces tomó los dos higos y se los llevó a Adán y a Eva; pero se los tiró desde cierta distancia, para que no se le acercaran, por motivo de su carne, pues no podían acercarse al fuego. 

5 En un primer momento, los ángeles temblaba a la presencia de Adán y tenían miedo de él, pero ahora era Adán quien temblaba delante de los ángeles y les tenía miedo. 

6 Adam se acercó y tomó un higo, y Eva, viniendo también tomó el otro. 

7 Y cuando ellos tomaron los higos en sus manos, se vieron mutuamente, y supieron en ese instante, que eran de los árboles entre los cuales se habían escondido 

Capítulo XXXVII 
Cuarenta y tres días de penitencia no canjea una hora de pecado (v. 6). 

1 Entonces dijo Adán a Eva: ¿Has visto estos higos y sus hojas? ¿No son acaso de los árboles con los cuales nos cubrimos cuando fuimos despojados de nuestra naturaleza brillante? Mas no sabíamos la miseria y el sufrimiento que nos vendría por comerlos. 

2 Ahora, por lo tanto, Eva, vamos a privarnos y no los comeremos y vayamos a pedirle a Elohim que nos de del fruto del árbol de la vida. 

3 Así Adán y Eva se privaron de comer los higos. 

4 Sin embargo, Adán comenzó a orar a Elohim y le suplico que le diera del fruto del árbol de la vida, diciendo así: “Oh Señor, cuando transgredimos tu mandamiento a la hora sexta del día viernes, fuimos despojados de la brillante naturaleza y solo nos mantuvimos en el jardín por tres horas. 

5 Pero en la noche nos hiciste salir de el. Oh Elohim, estuvimos en contra tuya cuando transgredimos en una hora y estos juicios y penas nos han llegado ahora. 

6 Y desde ese día hasta ahora, ya es el cuadragésimo tercer día, rescátanos de esa hora de transgresión. 

7 Oh Elohim, míranos con ojos de lástima y no tomes venganza de nosotros por nuestra transgresión contra su mandamiento. 

8 Oh Elohim, danos del fruto del árbol de la Vida para que podamos comerla y vivamos, para no ver mas sufrimiento ni tener mas problemas en esta tierra delante de ti, Señor. 

9 Cuando transgredimos tu mandamiento, nos hiciste salir del jardín y enviaste un querubín para resguardar el árbol de la vida y así no podamos comer de su fruto y vivir y no sabíamos el sufrimiento que nos traería nuestra transgresión. 

10 Pero ahora, oh Señor, he aquí, hemos soportado todos estos días, y hemos soportado sufrimientos durante cuarenta y tres días que debería ser un equivalente por la hora de transgresión. 

Capítulo XXXVIII
"Esperando el cumplimiento de los 5500 años." 

1 Después de estas cosas la Palabra de Elohim vino a Adán, y le dijo: 

2 "Oh Adán, en cuanto a la fruta del árbol de la vida que me has pedido que te de, no te la voy a dar por ahora hasta que se cumplan los 5500 años; en este momento te daré del fruto del árbol de la vida y entonces comerás y vivirás para siempre, tu y Eva y tus descendientes justos. 

3 Sin embargo, estos cuarenta y tres días no puede corregir la hora en que transgrediste Mi mandamiento. 

4 Oh Adán, te he dado el fruto del árbol de la higuera para comer, del mismo que usaste para esconderte el día de la transgresión. Anda come tu y Eva de él. 

5 Pero no voy a negar tu petición, ni voy a decepcionar tu esperanza, pues perdurará hasta el cumplimiento del pacto que hice contigo. " 

6 Y Elohim retiró Su Palabra de Adán. 

Capítulo XXXIX 
Adán es prudente , pero demasiado tarde. 

1 Entonces Adán volvió a Eva, y le dijo: Levántate, y toma una parra para ti, y yo voy a tomar otra, y vayamos a nuestra cueva. " 

2 Adán y Eva tuvieron cada uno su parra y se dirigieron hacia la cueva, había llegado el momento cerca de la configuración del sol, y sus pensamientos fueron largos antes de probar del fruto. 

3 Y dijo Adán a Eva: tengo temor de comer estos higos, por lo que pueda pasarme por hacerlo. 

4 Por lo tanto, Adán exclamó, y orando dijo a Elohim: “Satisface mi hambre sin que tenga que comer de estos higos; pues después de lo que he comido ¿De qué me ha servido? Y para qué pedirte lo que ya se ha ido? 

5 Y dijo de nuevo, "tengo temor de comerlos por lo que me vaya a pasar si lo hago. 

Capítulo XL 
El primer hambre del hombre. 

1 Entonces la Palabra de Elohim vino a Adán, y le dijo: "¡Oh Adán, ¿por qué tienes este temor y te mantienes en este ayuno? Y ¿Por qué no tuviste temor antes de la transgresión? 

2 Pero ahora que vives en esta tierra extraña, tu cuerpo animal no puede sobrevivir sin los alimentos terrenales, pues los necesitas para fortalecerte y restaurar tu energía. 

3 Y Elohim retiró Su Palabra de Adán. 

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