Capítulo 6
La conciencia de Set le ayuda. Él regresa a Adán y Eva.
1 Cuando Set oyó estas palabras él estaba asombrado, y inclinó su corazón a los dichos
traicioneros de Satanás, y le dijo a él,
“¿Dijiste que hay otro mundo creado además de este, y otras criaturas más hermosas que las
criaturas que están en este mundo?”
2 Y Satanás dijo, “Sí; mira, tú me has oído; pero yo aún les honraré a ellos y sus caminos en tu audiencia.”
3 Pero Set le dijo a él “Tus palabras me han asombrado, y tu descripción bonita de todo eso.”
4 Pero yo no puedo ir contigo hoy día, no hasta que yo me haya ido a mi padre Adán y a mi madre Eva, y haya contado a ellos todo lo que tú me has dicho a mí. Entonces si ellos me dan permiso de ir contigo, yo iría.”
5 Otra vez Set dijo, “Yo tengo miedo de hacer cualquier cosa sin el permiso de mi padre y madre, por si yo pereciera como mi hermano Caín, y como mi padre Adán, quien trasgredió el mandamiento de Yehováh. Pero, mira, tú conoces este lugar; ven, y encuéntrame aquí mañana.”
6 Cuando Satanás oyó esto, él le dijo a Set, “Si tú le cuentas a tu padre Adán lo que yo te he contado, él no te permitirá venir conmigo.
7 Pero hazme caso; no le cuentes a tu padre y madre lo que yo te he dicho, sino ven conmigo hoy
día, a nuestro mundo, donde tú verás cosas hermosas y te divertirás ahí, y juega este día entre
mis niños, mirándoles y llenándote de alegría, y regocíjate para siempre. Entonces yo te traeré a
ti devuelta a este lugar mañana; pero si tú prefirieses vivir conmigo, así sería.”
8 Entonces Set contestó, “El espíritu de mi padre y de mi madre, depende de mí; y si yo me escondiese de ellos un solo día, ellos se morirán, y Elohim me sostendrá culpable de pecar en contra de ellos.
9 Y excepto que ellos saben que yo he venido a este lugar para traer a ello mi ofrenda, ellos no se
separarían de mí por una sola hora; ni debería yo ir a cualquier otro lugar, amenos que ellos me
dejen. Pero ellos me tratan a mí lo más amablemente, porque yo regreso devuelta a ellos
rápidamente.”
10 Entonces Satanás le dijo a él, “¿Qué te sucedería a ti si tú te escondieras de ellos una noche, y regresarías a ellos al amanecer?”
11 Pero Set, cuando él vio cómo él seguía hablando, y que él no le quería dejar, corrió, y
subió al altar, y extendió sus manos hacia Yehováh y buscó liberación de Él.
12 Entonces Yehováh envió Su Palabra, y maldijo a Satanás, quien huyó de Él.
13 Pero acerca de Set, él había subido al altar, diciéndose así en su corazón. “El altar es el lugar de ofrenda, y Yehováh está ahí; un fuego supernatural lo consumirá, así Satanás será incapaz de herirme, y no me quitará para allá.”
14 Entonces Set bajó del altar y se fue a su padre y madre, quienes él encontró en el camino, anhelando oír su voz, porque él había tardado un rato.
15 Él entonces comenzó a contarles lo que le había acontecido por Satanás, bajo la forma de un enviado.
16 Pero cuando Adán oyó su historia, él besó su cara, y le advirtió en contra de ese enviado, diciéndole que fue Satanás quien apareció así a él. Entonces Adán tomó a Set, y ellos se fueron a la Cueva de Tesoros, y se regocijaron ahí dentro.
17 Pero desde ese día en adelante Adán y Eva nunca se separaban de él, a cualquier lugar que él fuese, ni por su ofrenda o por algún otro motivo.
18 Esta señal le sucedió a Se), cuando él tenía nueve años de edad.
Capítulo 7
Set se casa con Aklia. Adán vive a ver nietos y bisnietos.
1 Cuando nuestro padre Adán vio que Set era de un corazón maduro, él deseó que él se case, por si apareciese el enemigo a él otra vez, y le venza.
2 Así que Adán dijo a su hijo Set, “Yo deseo, Oh mi hijo, que tú tomes a tu hermana Aklia, la hermana de Abel, para que ella te tenga hijos, quienes repletarán la tierra, según la promesa de Yehováh a
nosotros.
3 No temas, Oh mi hijo; no hay disfavor en ello. Yo deseo que tú te cases, por temor que el enemigo te venza.”
4 Sin embargo Set no deseaba casarse, pero en obediencia a su padre y madre, él no dijo ninguna palabra.
5 Así que Adán le casó a Aklia. Y él tenía quince años.
6 Pero cuando él tenía veinte años, él procreó un hijo, a quién él llamó ‟Enós; y entonces procreó otros niños que él,
7 Entonces ‟Enós se creció, se casó, y procreó a Cainán.
8 Cainán también se creció, se casó, y procreó a Mahalaleel.
9 Esos padres nacieron durante la vida de Adán, y habitaron por la Cueva de Tesoros.
10 Entonces fueron los días de Adán novecientos treinta años, y los de Mahalaleel cien (tenía 535 años cuando murió Adán). Pero Mahalaleel, cuando él había crecido, amaba ayunar, orar, y laboraba duro, hasta que se acercaba el final de los días de nuestro padre Adán.
Capítulo 8
Las palabras asombrosas últimas de Adán: Él predice el Diluvio. Él exhorta su descendencia al bien, él revela ciertos misterios de la vida.
1 Cuando nuestro padre Adán vio que su fin estaba cerca, él llamó a su hijo Set, quien vino a él en la Cueva de Tesoros, y él le dijo a él:
2 “Oh Set, mi hijo, tráeme tus hijos y tus nietos, para que yo derrame mi bendición sobre ellos antes de que yo muera.”
3 Cuando Set oyó estas palabras de su padre Adán, él se fue de él, derramó un chorro de lagrimas sobre su cara, y juntó sus hijos y los hijos de sus hijos, y les trajo a su padre Adán.
4 Pero cuando nuestro padre Adán les vio a ellos alrededor de él, él lloró al tener que ser separado de ellos.
5 Y cuando ellos le vieron a él llorando, ellos todos lloraron juntos, y cayeron sobre su cara diciendo,
“¿Cómo serás tú removido de nosotros, Oh nuestro padre? ¿Y cómo te recibirá la tierra y te esconderá de nuestros ojos?” Así lamentaron ellos mucho, y en palabras parecidas.
6 Entonces nuestro padre Adán les bendijo a todos ellos, y le dijo a Set, luego de que él les había bendecido:
7 “Oh Set, mi hijo, tú conoces este mundo – que está lleno de tristeza, y de cansancio, y tú conoces todo lo que nos ha acontecido, por nuestras pruebas en ello, yo por eso te ordeno en estas palabras: que guarden la inocencia, que sean puro y justo, y confiando en Yehováh; Y que no se inclinen hacia los discursos de Satanás, ni a las apariciones en cual él se mostrará a si mismo a ustedes.
8 Pero guarda los mandamientos que yo te doy a ti este día; entonces dáselos los mismos a tu hijo Enós; Y que Enós se los dé a su hijo Cainán; y Cainán a su hijo Mahalaleel, para que este mandamiento se quede firme entre todos tus hijos.
9 Oh Set, mi hijo, el momento que esté muerto, lleven mi cuerpo y embobínalo con mirra, aloe, y casia, y déjenme aquí en esta Cueva de Tesoros en cual están todos estos símbolos cuales Yehováh nos dio del Jardín.
10 Oh mi hijo, luego de esto vendrá un diluvio e inundar toda criatura, y eximir solamente ocho
almas.
11 Pero permitan a esos a quienes eximirá de entre tus hijos en ese momento, quitar mi cuerpocon ellos fuera de esta cueva; y cuando ellos lo hayan llevado con ellos, que el mayor entre ellos ordene sus hijos que acuesten mi cuerpo en un barco hasta que la inundación haya sido apaciguado, y ellos saliesen del barco.
12 Entonces ellos llevarán mi cuerpo y lo acostarán en el medio de la tierra, poco luego que ellos hayan sido salvados de las aguas del diluvio.
13 Porque el lugar adonde mi cuerpo será acostado es el medio de la tierra; Yehováh vendrá desde ahí y salvará todos nuestros familiares. [Tsillówn]
14 Pero ahora, Oh Set, mi hijo, colócate a la cabeza de tu pueblo, tiéndelos y vigila sobre ellos en el temor de Yehováh, y dirígelos en el buen Camino. Ordénalos que ellos ayunen para Yehováh; y hazles entender que ellos no deben hacerle caso a Satanás, por si él les destruyese a ellos.
15 Entonces, otra vez, separa tus hijos y los hijos de tus hijos de los hijos de Caín; nunca les permitas a ellos jamás mezclarse con esos, ni se acerquen a ellos ni en sus palabras o en sus obras.”
16 Entonces Adán permitió su bendición descender sobre Set, y sobre sus hijos, y sobre todos los hijos de sus hijos.
17 Él entonces se viró a su hijo Set, y a Eva su mujer, y les dijo a ellos, “Preserva este oro, este incienso, y esta mirra, que Yehováh nos ha dado como un símbolo; porque en días que están viniendo, un diluvio inundará la creación entera.
Pero aquellos quienes entrarán dentro de la caja (“arca”) llevarán con ellos el oro, el incienso, y la mirra, juntos con mi cuerpo; y acostarán al oro, el incienso, y la mirra, con mi cuerpo en el medio de la tierra.
18.Entonces, luego de mucho tiempo, la ciudad en cual se encuentra el oro, el incienso, y la mirra, con mi cuerpo, será despojada. Pero cuando será despojada, el oro, el incienso, y la mirra serán cuidados con el despojo que se guarda, y ninguno de ellos perecerá, hasta que la Palabra de Yehováh, hecho hombre vendrá, cuando reyes los llevarán, y se lo ofrecerán a Él, oro en simbolismo de Su ser Rey, incienso en simbolismo de Su ser el Elohim del cielo y la tierra, y la mirra en simbolismo de Su sufrimiento.
19 Oro también, como un símbolo de Su venciendo Satanás, y todos nuestros enemigos; incienso como símbolo de que Él se levantará de los muertos, y será exaltado arriba de todas las
cosas en los cielos y las cosas en la tierra, y la mirra en símbolo de que Él beberá bilis amargo, y
sentirá los dolores del Seol por Satanás.
20 Y ahora, Oh Set, mi hijo, mira, yo te he revelado a ti secretos escondidos, cuales Elohim me ha revelado a mí. Guarda mi mandamiento, para ti mismo, y para tu pueblo.”
Capítulo 9
La muerte de Adán
1 Cuando Adán había terminado su mandamiento a Set, sus miembros fueron soltados, sus manos y pies perdieron todo poder, su boca se volvió muda, y su lengua cesó de hablar enteramente. Él cerró sus ojos y cedió el espíritu.
2 Pero cuando sus hijos vieron que él estaba muerto, ellos se tiraron ellos mismos sobre él,
hombres y mujeres, viejos y jóvenes, llorando.
3 La muerte de Adán sucedió al final de novecientos y treinta años que él vivió sobre la
tierra, en el día quince de Barmudeh, tras la observación de una epacta del sol, a la novena hora.
4 Fue en un sexto día de la semana, el mismo en cual él fue creado, y en cual él descansó, y la hora
en cual él se murió, fue la misma a la cual él había salido del jardín.
5 Entonces Set le envolvió bien a él, y le embalsamó con muchas especies dulces, de árboles puros y de la Montaña Pura, y él recostó su cuerpo en el lado oriental del interior de la cueva, el lado del incienso, y puso enfrente de él un pedestal de lámpara que se mantenía quemando.
6 Entonces sus hijos se pararon ante él llorando y lamentando por él la noche entera hasta el amanecer.
7 Entonces Set y su hijo Enós, y Cainán el hijo de Enós, salieron y llevaron buenas ofrendas para presentar ante Yehováh, y ellos vinieron al altar sobre cual Adán había ofrecido dádivas a Elohim, cuando él solía ofrecer.
8 Pero Eva le dijo a ellos, “Esperen hasta que nosotros hayamos primero pedido a Yehováh que acepte nuestra ofrenda, y que guarde con Él el alma de Adán Su sirviente, y que lo lleve al descanso.”
9 Y ellos todos se pararon y oraron.
Capítulo 10
“Adán fue el primero. . .”
1 Y cuando ellos habían terminado su oración, la Palabra de Yehováh vino y les confortó a ellos por su padre Adán.
2 Luego de esto, ellos ofrecieron sus dádivas por ellos mismos y por su padre.
3 Y cuando ellos habían terminado su ofrenda, la Palabra de Yehováh vino a Set, el mayor entre ellos, diciéndole a él, “Oh Set, Set, Set”; Tres veces.
“Como Yo estaba con tu padre, así también estaré Yo contigo, hasta el cumplimiento de la promesa que Yo le hice a él, tu padre, diciendo, “Yo enviaré Mi Palabra y te salvaré a ti y a tu Semilla.”
4 Pero acerca de tu padre Adán, guarden ustedes el mandamiento que él te dio, y separa tu semilla de la de Caín tu hermano.”
5 Y Yehováh retiró Su Palabra de Set.
6 Entonces Set, Eva, y sus niños, bajaron de la montaña a la Cueva de Tesoros.
7 Pero Adam Adán fue el primero (de la línea de la Semilla) cuya vida murió en la tierra de Edén, en la Cueva de Tesoros; porque ninguno había muerto anterior a él, excepto su hijo Abel, quien murió asesinado.
8 Entonces todos los hijos de Adán se levantaron, y lloraron por su padre Adán, e hicieron ofrendas por él, ciento cuarenta día.
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