Capítulo 16
La buena rama de la familia todavía les tiene miedo a los hijos de Caín.
1 Entonces Mahalaleel se paró encima de su pueblo, y les alimentó en justicia e inocencia, y les vigilaba a ellos para observar que ellos no tuvieran ninguna relación con los hijos de Caín.
2 Él también continuaba en la Cueva de Tesoros orando y sirviendo ante el cuerpo de nuestro
padre Adán, pidiéndole a Yehováh por misericordia sobre él mismo y sobre su pueblo, hasta que él tenía ochocientos setenta años, cuando él se enfermó.
3 Entonces todos sus hijos se juntaron a él, para verle, y para pedir por su bendición sobre todos
ellos, antes de que se fuese de este mundo.
4.Entonces Mahalaleelse levantó y se sentó en su cama, sus lágrimas derramándose de su cara, y él llamó a su hijo mayor Jared, quien le vino a él.
5 Él entonces besó su cara, y le dijo a él, “Oh Iéred Jared, mi hijo, te hago jurar por Él quien hizo los cielos y la tierra, que vigiles a tu pueblo, y que les alimentes en justicia y en inocencia, y que no permitas que ninguno de ellos baje de esta Montaña Pura a los hijos de Caín, por si él perezca con ellos.
6 Oye, Oh mi hijo, luego de esto vendrá una gran destrucción sobre esta tierra por causa de ellos;
Yehováh estará enojado con el mundo, y les destruirá a ellos con aguas.
7 Pero Yo también sé que tus hijos no te harán caso a ti, y que ellos bajarán de esta montaña y
tendrán relaciones con los hijos de Caín, y que ellos perecerán con ellos.
8 ¡Oh mi hijo! Instrúyeles, y supervísales a ellos, para que ninguna culpa se conecte a ti por
causa de ellos.”
9 Mahalaleel dijo más aún a su hijo Jared,
“Cuando yo me muera, embalsama mi cuerpo y recuéstalo en la Cueva de Tesoros, al lado de los
cuerpos de mis padres, entonces párate al lado de mi cuerpo y ora a Yehováh; y cuídales, y cumple tu servicio ante ellos, hasta que tu entres al descanso tú mismo.”
10 Mahalaleel entonces bendijo todos sus hijos, y entonces se acostó sobre su cama, y entró al descanso como sus padres.
11 Pero cuando vio Jared que su padre Mahalaleel estaba muerto, él lloró, y estuvo triste, y abrazó y besó sus manos y sus pies, y así hicieron todos sus hijos.
12 Y sus hijos le embalsamaron cuidadosamente, y le recostaron al lado de los cuerpos de sus
padres. Entonces ellos se levantaron, y lamentaron por él cuarenta días.
Capítulo 17
Jared se vuelve disciplinario. Él se deja llevar a la tierra de Caín adonde él ve muchas vistas atractivas. Jared apenas se escapa con corazón limpio.
1 Entonces Jared guardó el mandamiento de su padre, y subió como un león sobre su
pueblo. Él les alimentó en justicia e inocencia, y les mandó que hagan nada sin su consejo.
Porque él tenía miedo por ellos, por si ellos se fuesen a los hijos de Caín.
2 Por eso él les dio órdenes repetidamente; y continuaba haciendo así hasta el final del año
número cuatrocientos ochenta y cinco de su vida.
3 Al final de estos años mencionados, le vino a él esta señal. Mientras Jared estaba parado
como un león ante los cuerpos de sus padres, orando y advirtiéndoles a su pueblo, Satanás le envidió, y trabajó una apariencia hermosa, porque Jared no permitía a sus hijos hacer nada sin su consejo.
4 Satanás entonces le apareció a él con treinta hombres de sus ejércitos, en la forma de
hombres buen mozos, Satanás mismo siendo el mayor y el más alto de entre ellos, con una barba fina.
5 Ellos se pararon a la boca de la cueva, y llamaron afuera a Jared, de dentro de ella.
6 Él salió a ellos, y les encontró luciendo como hombres finos, llenos de luz, y de gran belleza.
Él maravilló a su hermosura y a sus apariencias, y se preguntó en sigo mismo si ellos no fuesen
hijos de Caín.
7 Él dijo también en su corazón, “Como los hijos de Caín no pueden subir hasta la altura de esta montaña, y ninguno de ellos es tan buen mozo como estos aparentan ser, y entre estos hombres no hay ninguno de mi familia, ellos deben de ser extranjeros.”
8 Entonces Jared y ellos intercambiaron un saludo y él dijo al mayor de entre ellos,“Oh mi padre, explícame la maravilla que está en ustedes, y cuéntame quienes son estos contigo, porque ellos me lucen como hombres extraños.”
9 Entonces el mayor comenzó a llorar, y el resto lloraron con él, y él dijo a Jared, “Yo soy Adán quien Elohim hizo primero; y este es Abel mi hijo, quien fue matado por su hermano Caín, en cuyo corazón Satanás le puso que le asesine a él.
10 Entonces éste es mi hijo Set, a quien yo pedí de Elohim, quien me lo dio a mí, para confortarme en lugar de Abel.
11 Entonces este es mi hijo Enós, hijo de Set, y ese otro es Cainán, hijo de Enós, y ese otro es Mahalaleel, hijo de Cainán, tu padre.”
12 Pero Jared se quedó maravillando a su apariencia, y de lo que le dijo el mayor a él.
13 Entonces el mayor le dijo a él, “No maravilles, Oh mi hijo; nosotros vivimos en la tierra al norte del jardín, cual Elohim creó antes del mundo. Él no quiso permitirnos vivir ahí, sino nos puso dentro del jardín, debajo del cual ustedes están ahora habitando.
14 Pero luego de que yo transgredí, Él me hizo salir, y yo fui dejado que habite en esta cueva, problemas grandes y graves me vinieron encima, y cuando se acercaba mi muerte, yo mandé a mi hijo Set que tiene a su pueblo bien, y este mi mandamiento debía ser pasado de uno al próximo, hasta el final de las generaciones que vengan.
15 Pero, Oh Jared, mi hijo, nosotros vivimos en regiones hermosas, mientras ustedes viven aquí en miseria, como este tu padre Mahalaleel me informó, contándome que un gran diluvio vendrá y inundará la tierra entera.
16 Por eso, Oh mi hijo, temiendo por ustedes, yo me levanté y tomé mis hijos conmigo, y vine
hasta aquí para que nosotros te visitemos a ti y a tus hijos, pero yo te encontré a ti parado en esta
cueva llorando, y tus hijos esparcidos alrededor de esta montaña, en el calor y en miseria.
17 Pero, Oh mi hijo, como nosotros fallamos nuestro camino, y vinimos hasta aquí, nosotros
encontramos otros hombres debajo de esta montaña, que habitan un país hermoso, lleno de
árboles y de frutas, y de toda clase de flora; es como un jardín, así que cuando nosotros les
encontramos nosotros pensábamos que ellos eran ustedes, hasta que tu padre Mahalaleel me contó que ellos no eran tal cosa.
18 Ahora, por eso, Oh mi hijo, escucha mi consejo, y baja a ellos, tú y tus hijos. Ustedes descansarán de todo este sufrimiento en cual ustedes están. Pero si ustedes no quieren bajar a ellos, entonces levántate, toma tus hijos, y ven con nosotros a nuestro jardín, ustedes vivirán en nuestra tierra hermosa, y ustedes descansarán de todo estos problemas, cuales tú y tus hijos están ahora aguantando.”
19 Pero Jared cuando él oyó este dicho del mayor, maravilló; y se fue aquí y allá, pero en ese momento él no encontró ninguno de sus hijos.
20 Entonces él contestó y dijo al mayor, “¿Porqué se han ustedes escondido hasta hoy día?”
21 Y el mayor contestó, “Si tu padre no nos hubiera dicho, nosotros no lo hubiésemos sabido.”
22 Entonces Jared creyó que sus palabras eran ciertas.
23 Así que ese mayor le dijo a Jared, “¿Porqué te viraste alrededor así y así?” Y él dijo, “Yo estaba buscando a uno de mis hijos, para contarle acerca de que yo me iba contigo, y acerca de bajar a aquellos acerca de cuales tú me has hablado a mí.”
24 Cuando el mayor oyó la intención de Jared, él le dijo a él, “Deja en paz ese propósito al presente, y ven con nosotros, tú verás nuestro país; si la tierra en cual nosotros habitamos te agrada, nosotros y tú regresaremos aquí y tomaremos tu familia con
nosotros. Pero si nuestro país no te agrada, tú regresarás a tu propio lugar.”
25 Y el mayor urgió a Jared, que venga antes de que alguno de sus hijos venga a aconsejarle en contra.
26 Jared, entonces, salió de la cueva y se fue con ellos y entre ellos. Y ellos le confortaron, hasta que ellos llegaron al tope de la montaña de los hijos de Caín.
27 Entonces dijo el mayor a uno de sus compañeros, “Nosotros nos hemos olvidado de algo al lado de la boca de la cueva, y ese es la ropa escogida que nosotros habíamos traído para vestirle a Jared con ella.”
28 Él entonces le dijo a uno de ellos, “Regresa, alguno de ustedes; y nosotros te esperaremos aquí, hasta que tú vuelvas. Entonces le vestiremos a Jared y él será como nosotros, bueno, buen mozo, y digno para entrar con nosotros en nuestro país.”
29 Entonces ese regresó.
30 Pero cuando él estaba a una distancia corta, el mayor le llamó y le dijo a él, “Espera, hasta que yo venga y te hable.”
31 Entonces él se quedó quieto, y el mayor se fue a él y le dijo a él, “Una cosa que nos olvidamos a la cueva es esto – de apagar la lámpara que quema adentro, arriba de los cuerpos que están adentro. Entonces regresa a nosotros, rápido.”
32 Ese se fue, y el mayor regresó a sus compañeros y a Jared. Y ellos bajaron de la
montaña, y Jared con ellos; y ellos se quedaron al lado de una fuente de agua, cerca de las casas de los hijos de Caín y esperaron por su compañero hasta que él trajese la ropa para
Jared.
33 Él, entonces, quien regresó a la cueva, apagó la lámpara, y vino a ellos y trajo un fantasma con él y les mostró a ellos. Y cuando Jared lo vio él maravilló a la hermosura y favor de tal, y se regocijó en su corazón creyéndolo que todo era cierto.
34 Pero mientras ellos estaban quedándose ahí, tres de ellos entraron en casas de los hijos de
Caín y les dijeron a ellos, “Tráenos hoy comida a la fuente de agua, para que comamos nosotros y nuestros compañeros.”
35 Pero cuando los hijos de Caín les vieron, ellos maravillaron de ellos y pensaron:
“Estos son hermosos de apariencia, y tales como nosotros nunca hemos visto.”
Así que ellos se levantaron y vinieron con ellos a la fuente de agua, para ver sus compañeros.
36 Ellos les encontraron a ellos tan buen mozos, que ellos llamaron fuerte alrededor de sus
lugares que otros vengan y se junten y que vengan y miren a estos seres hermosos. Entonces
ellos se juntaron alrededor de ellos, ambos hombres y mujeres.
37 Entonces el mayor les dijo a ellos,
“Nosotros somos extranjeros en vuestra tierra, tráenos buena comida y bebida, ustedes y sus
mujeres, para refrescarnos con ustedes.”
38 Cuando esos hombres oyeron estas palabras del mayor, cada uno de los hijos de Caín trajo su mujer, y otro trajo su hija, y así, muchas mujeres vinieron a ellos, cada uno llamándole a Jared o para él mismo o para su mujer; Todos iguales.
39 Pero cuando Jared vio lo que ellos hacían, su mero ser se arrancó a si mismo de ellos,
ni quiso él probar de su comida o de su bebida.
40Él mayor le vio como él se arrancó a si mismo de ellos, y le dijo a él, “No estés triste; yo soy el gran mayor, y como tú me verás hacer, haz tú mismo de la misma manera.”
41 Entonces él esparció sus manos y tomó una de las mujeres, y cinco de sus compañeros hicieron lo mismo ante Jared, para que él hiciese como hacían ellos.
42 Pero cuando Jared les vio trabajando infamia él lloró, y dijo en su mente, “Mis padresnunca hacían algo parecido.”
43 Él entonces esparció sus manos y oró con un corazón ferviente, y con mucho llorar, y rogó a
Yehováh que le libere a él de las manos de ellos.
44 Tan pronto comenzó Jared a orar, el mayor huyó con sus compañeros, porque ellos no podían quedarse en un lugar de oración.
45 Entonces Jared se viró alrededor pero no podía verles, sino que se encontró a si mismo parado en el medio de los hijos de Caín.
46 Él entonces lloró y dijo, “Oh Yehováh, no me destruyas con esta raza, acerca de los cuales mis padres me han advertido; porque ahora, Oh mi Soberano Yehováh, yo estaba pensando que aquellos quienes me aparecieron eran mis padres, pero yo les he encontrado que ellos eran adversarios, quienes me atrajeron mediante esta apariencia hermosa, hasta que yo les creí.
47 Pero ahora yo Te pido, Oh Yehováh, que me liberes de esta raza, entre cual yo estoy ahora quedándome, como Tú me liberaste de esos adversarios. Manda a Tu Enviado que me
saque de entremedio de ellos, porque yo mismo no tengo la capacidad de escaparme de entre
ellos.”
48 Cuando Jared había terminado su oración, Yehováh mandó a Su Enviado entremedio de ellos, Quien tomó a Jared y le puso encima de la montaña, y le mostró el camino, le dio consejo, y entonces le dejó a él.
Capítulo 18
Confusión en la Cueva de Tesoros. Discurso milagroso del muerto Adán.
1 Los hijos de Jared tenían el hábito de visitarle hora tras hora, para recibir su bendición y
para pedirle su consejo para cada cosa que ellos hacían; y cuando él tenía un trabajo que hacer,
ellos lo hacían para él.
2 Pero esta vez cuando ellos entraron a la cueva ellos no encontraron a Jared, sino que ellos encontraron a la lámpara apagada, y los cuerpos de los padres tirados alrededor, y voces venían de ellos por el poder de Yehováh, que decían,
"Satanás en una aparición ha engañado a nuestro hijo, deseando destruirle, como él destruyó a nuestro hijo Caín.”
3 Ellos decían también, “¡Yehováh Elohim de los cielos y la tierra, libera a nuestro hijo de la mano de Satanás, quien trabajó una grande y falsa aparición ante él!”
Ellos también hablaban de otros asuntos, por el poder de Yehováh.
4 Pero cuando los hijos de Jared oyeron estas voces ellos temieron, y se paraban llorando
por su padre, porque ellos desconocían qué le había pasado.
5 Y ellos lloraron por él ese día hasta la posada del sol.
6 Entonces vino Jared con una cara penoso, miserable en mente y cuerpo, y entristecido
de haber sido separado de los cuerpos de sus padres.
7 Pero mientras él estaba acercándose a la cueva, sus hijos le vieron, y corrieron a la cueva, y se
prendieron de su cuello, llorando, y diciéndole a él,
“Oh padre, ¿adónde has estado tú, y porqué nos has dejado a nosotros, como tú no estabas
dispuesto a hacer?” Y otra vez,“¡Oh padre, cuando tú te desapareciste, la lámpara sobre los cuerpos de nuestros padres se apagó, los cuerpos fueron tirados alrededor, y voces venían de ellos!”
8 Cuando Jared oyó esto él estaba triste, y entró a la cueva; y ahí encontró a los cuerpos tirados alrededor, la lámpara apagada, y los padres ellos mismos orando por su liberación de la mano de Satanás.
9 Entonces Jared se cayó sobre los cuerpos y les abrazó, y dijo, “¡Oh mis padres, a través de vuestra intercesión, Yehováh me permitió ser liberado de
la mano de Satanás! Y yo les ruego que pidan a Yehováh que me guarde y me esconda de él hasta el día de mi muerte.”
10 Entonces todos las voces cesaron excepto la voz de nuestro padre Adán, quien habló a Jared por el poder de Yehováh, igual como uno hablaría a su prójimo, diciendo,“Oh Jared, mi hijo, ofrece dádivas a Yehováh por haberte liberado de la mano de Satanás; y cuando tú traigas esas ofrendas, que sea que tú las ofreces sobre el altar sobre cual yo solía ofrecer. Entonces también, cuídate de Satanás, porque él me engañó muchas veces con sus apariciones, deseando destruirme, pero Yehováh me liberó fuera de su mano.
11 Manda a tu pueblo que ellos estén vigilándose contra él, y que nunca cesen de ofrecer dádivas
a Yehováh.”
12 Entonces la voz de Adán también se volvió silencioso; y Jared y sus hijos maravillaban de esto. Entonces ellos recostaron a los cuerpos como ellos estaban al principio, y Jared y sus hijos se pararon orando esa noche entera, hasta el amanecer.
13 Entonces Jared hizo una ofrenda y la ofreció sobre el altar, como Adán le había mandado a él. Y mientras él subía al altar, él oró a Yehováh por misericordia y por perdón de su pecado, acerca de la lámpara apagándose.
14 Entonces Yehováh apareció a Jared sobre el altar y les bendijo a él y a sus hijos, y aceptó sus ofrendas, y mandó a Jared que tome del fuego puro del altar, y que prenda con él la lámpara que echaba luz sobre el cuerpo de Adán.
Capítulo 19
Los hijos de Jared les desvían.
1 Entonces Yehováh le reveló a él otra vez la promesa que Él había hecho a Adán; Él le explicó a él los 4,000 años, y le reveló a él el secreto de Su venida sobre la tierra.
2 Y Yehováh le dijo a Jared, “Acerca de ese fuego que tú has tomado del altar para prender la lámpara con él, permite que se quede contigo para dar luz a los cuerpos; y no lo dejes salir de la cueva, hasta que el cuerpo de Adán salga de ella.
3 Pero, Oh Jared, cuida el fuego, que queme brillante en la lámpara; ni salgas tú otra vez de la cueva hasta que tú recibas una orden a través de una visión, y no en una aparición, cuando sea visto por ti.
4 Entonces manda otra vez a tu pueblo que no tenga relaciones con los hijos de Caín, y
que no aprendan sus caminos, porque Yo soy Yehováh quien no ama el odio y obras de iniquidad.”
5 Yehováh dio también muchos otros mandamientos a Jared, y le bendijo a él. Y
entonces retiró Su Palabra de él.
6 Entonces Jared se acercó cerca con sus hijos, tomó fuego, y bajó a la cueva, y prendió
la lámpara ante el cuerpo de Adán; y él dio su pueblo mandamientos como Yehováh le había dicho que haga.
7 Esta señal sucedió a Jared al final de su año cuatrocientos cincuenta (910); como también muchas otras maravillas que nosotros no anotamos. Pero nosotros anotamos solo
este por brevedad, y para no alargar nuestra narrativa.
8 Jared continuó instruyendo a sus hijos ochenta años; pero luego de eso ellos comenzaron a transgredir a los mandamientos que él les había dado, y a hacer muchas cosas sin su consejo. Ellos comenzaron a bajarse de la Montaña Pura uno tras otro, y a mezclarse con los hijos de Caín, en compañerismos sucios.
9 Ahora la razón por la cual los hijos de Jared bajaron la Montaña Pura es este, la cual nosotros te revelaremos ahora a ti.
Capítulo 20
Música encantador, bebidas fuertes soltadas entre los hijos de Caín. Ellos se ponen ropas coloradas.
Los hijos de Set miran con ojos deseosos. Ellos se rebelan de consejo sabio, ellos descienden la montaña al valle de iniquidad. Ellos no pueden ascender la montaña otra vez.
1.Luego que Caín había bajado a la tierra de tierra oscura, y sus hijos se habían multiplicado ahí dentro, había uno de ellos, cuyo nombre era Genun, hijo de Lemek el ciego quien mató a Caín.
2 Pero acerca de este Genun, Satanás le entró a él en su niñez; y él hizo varios tipos de trompetas y cuernos, e instrumentos de cuerdas, címbalos y salterios y liras y harpas y flautas, y él los tocaba en cada momento y a toda hora.
3 Y cuando él los tocaba, Satanás entraba a ellos, para que de entre ellos se oyeran sonidos hermosos y dulces, que seducían al corazón.
4 Entonces él juntaba grupos en bandas para tocarlos a ellos, y cuando ellos tocaban, les
agradaba bien a los hijos de Caín, quienes se inflamaban ellos mismos con pecado entre
ellos, y ardían como con fuego, mientras Satanás inflamaba sus corazones, uno con otro, y aumentaba la lujuria entre ellos.
5 Satanás también enseño a Genun que extraiga bebida fuerte del grano, y esto usó Genun para reunir grupos y bandas en casas de bebida; y trajo al alcance de ellos toda clase de frutas y flores, y ellos bebían juntos.
6 Así este Genun hizo que el pecado se multiplique excedentemente; él también actuó con orgullo, y enseño a los hijos de Caín que cometan toda clase de maldad crasa, que ellos no habían conocido, y les puso a hacer cosas variedades de fechorías que desconocían anteriormente.
7 Entonces Satanás, cuando él veía que ellos cedían a Genun y le hacían caso en cada cosa que él les decía, se regocijó grandemente, y aumentó el entendimiento de Genun hasta que él tomó hierro e hizo con él armas de guerra.
8 Entonces cuando ellos estaban borrachos, el odio y la matanza aumentaron entre ellos; Hombres usaban violencia en contra de otros para enseñarles maldad quitándole sus hijos y profanándoles ante él.
9 Y cuando hombres veían que ellos eran vencidos, y vieron otros que no fueron vencidos, los que fueron vencidos venían a Genun, tomaban refugio con él, y él les hizo a ellos sus confederados.
10 Entonces el pecado aumentó entre ellos grandemente, hasta que hombres tomaban sus propias hermanas, o hijas, o madre, y otras, o la hija de la hermana de su padre, tal que no había más
distinción de relación, y ellos no sabían más lo que era iniquidad, sino que actuaban malvadamente, y la tierra fue profanada con el pecado, y ellos enojaron a Yehováh el Juez, Quien les había creado.
11 Pero Genun reunió juntos bandas en grupos, que tocaban cuernos y todos los otros instrumentos que nosotros ya habíamos mencionado, al pie de la Montaña Pura, y ellos lo hacían para que los hijos de Set quienes estaban sobre la Montaña Pura lo oyesen.
12 Pero cuando los hijos de Set oyeron el sonido, ellos maravillaban, y venían en grupos, y se pararon en el tope de la montaña para mirar a los que estaban abajo, y ellos hicieron así un año entero.
13 Cuando, al final de ese año, Genun vio que ellos estaban siendo ganados a él poco a poco, Satanás entró en él, y le enseño a él a teñir materiales para ropas de diversos patrones, y le hizo entender cómo teñir rojo y púrpura, y más cosas.
14 Y los hijos de Caín quienes trabajaron todo esto, y se lucían en hermosura y ropas extravagantes, y carreras de caballo, cometiendo toda clase de abominaciones.
15 Mientras tanto los hijos de Set, quienes estaban sobre la Montaña Pura, oraban y honraban a Yehováh, en el lugar de los ejércitos de enviados quienes habían caído, por eso Yehováh les había llamado a ellos "enviados,” porque Él se regocijaba por ellos grandemente.
16 Pero después de esto, ellos no guardaban más Su mandamiento, ni se mantenían por la promesa que Él había hecho a sus padres, sino que ellos descansaron de sus ayunos y oraciones, y del consejo de Jared su padre. Y ellos continuaron juntándose al tope de la montaña, para mirar a los hijos de Caín, desde la mañana hasta el anochecer, y a lo que ellos hacían, a sus ropas hermosas y ornamentos.
17 Entonces los hijos de Caín miraron arriba desde abajo, y vieron los hijos de Set, parados en grupos encima de la montaña, y ellos llamaron a ellos que bajen abajo a ellos.
18 Pero los hijos de Set les dijeron a ellos desde arriba, “Nosotros desconocemos el camino.”
Entonces Genun, el hijo de Lemek, les oyó a ellos decir que ellos desconocían el camino, y él se
preguntó a si mismo cómo él podría traerles abajo.
19 Entonces Satanás apareció a él de noche, diciendo, “No existe camino para que ellos bajen desde la montaña adonde ellos habitan, pero cuando ellos vengan mañana, diles a ellos,
"Vengan ustedes al lado occidental de la montaña, ahí encontrarás el camino de un riachuelo de
agua, que baja al pie de la montaña, entre dos cerros; bájense por ese camino a nosotros".
20 Entonces cuando era de día, Genun sopló los cuernos y tocó los tambores debajo de la
montaña, como él solía hacer. Los hijos de Set lo oyeron y vinieron como ellos solían hacer.
21 Entonces Genun les dijo a ellos desde abajo,
“Váyanse al lado occidental de la montaña, y ahí encontrarán el camino para bajarse.”
22 Pero cuando los hijos de Set oyeron estas palabras de él, ellos volvieron a la cueva a Jared, para contarle todo lo que ellos habían oído.
23 Entonces cuando Jared lo oyó, él fue afligido, porque él sabía que ellos transgredirían su consejo.
24 Luego de esto cien hombres de los hijos de Set se juntaron, y se dijeron entre ellos, “Vengan, vayamos abajo a los hijos de Caín, y veamos qué ellos hacen, y vamos a divertirnos con ellos.”
25 Pero cuando Jared oyó esto de los cien hombres, su mera alma fue conmovida, y su
corazón fue afligido. Él entonces se levantó con gran fervor, y se paró entremedio de ellos, y les
conjuró a ellos por la sangre de Jared el justo,
“Que ninguno de ustedes se baje de esta montaña dedicada y pura, en cual nuestros padres nos
han ordenado que habitemos.”
26 Pero cuando Jared vio que ellos aceptaban sus palabras, él les dijo a ellos,“Oh mis hijos buenos inocentes y puros, entiendan que una vez que ustedes se bajen de esta montaña pura, Yehováh no les permitirá que ustedes regresen de nuevo a ella.”
27 Él otra vez les conjuró diciendo, “Yo les conjuro por la muerte de nuestro padre Adán, y por la sangre de Abel, de Set, de Enós, de Cainán, y de Mahalaleel, que me hagan caso, y que no bajen de esta montaña pura, porque el momento que ustedes lo dejen, ustedes serán privados de la vida y de la misericordia, y ustedes no serán más llamados „hijos de Yehováh, sino "hijos de Satanás”
28 Pero ellos no quisieron hacerle caso a sus palabras.
29 Enoc en ese momento ya estaba crecido, y en su celo por Yehováh, él se levantó y dijo, “Escúchenme, O ustedes hijos de Set, pequeños y grandes – cuando ustedes violen el
mandamiento de nuestros padres, y se bajen de esta montaña pura – ustedes no subirán aquí
nunca más para siempre.”
30 Pero ellos se levantaron en contra de Enoc y no quisieron hacerle caso a sus palabras, y bajaron de la Montaña Pura.
31 Y cuando ellos miraron a las hijas de Caín, a sus figuras hermosas, y a sus manos y pies teñidos con color, y tatuados en decoraciones en sus caras, el fuego del pecado fue encendido en ellos.
32 Entonces Satanás les hizo lucir lo más hermoso ante los hijos de Set, como él también hizo que los hijos de Set luzcan entre los más lindos en los ojos de las hijas de Caín, para que las hijas de Caín lujurien tras los hijos de Set como bestias rapaces, y los hijos de Set tras las hijas de Caín, hasta que ellos cometieron abominación con ellas.
33 Pero luego de que ellos habían caído así en esta profanación, ellos regresaban por el camino
que ellos habían venido, y trataron de ascender la Montaña Pura. Pero ellos no podían, porque las
piedras de esa montaña pura eran de fuego resplandeciendo ante ellos, por la cual ellos no podían subir otra vez.
34 Y Yehováh estaba enojado con ellos, y se arrepintió de ellos porque ellos habían bajado del honor, y habían por lo tanto perdido o abandonado su propia pureza e inocencia, y estaban caídos en la profanación del pecado.
35 Entonces Yehováh envió Su Palabra a Jared, diciendo, “Estos tus hijos, quienes tú habías llamado Mis hijos [hijos de Yehováh (11: 4)], mira,
ellos han trasgredido Mi mandamiento, y han bajado a la casa de perdición, y del pecado. Manda
un enviado a los que quedan, para que ellos no bajen y que se pierdan.”
36 Entonces Jared lloró ante Yehováh, y Le pidió de Él misericordia y perdón.
Pero él prefirió que su alma partiese de su cuerpo, a que oiga estas palabras de Yehováh acerca del descenso de sus hijos de la Montaña Pura.
37 Pero él siguió la orden de Yehováh, y les predicó a ellos que no bajen de esa montaña pura, y que no tengan relaciones con los hijos de Caín.
38 Pero ellos no hicieron caso a su mensaje, y no quisieron obedecer su consejo
Jared se muere en tristeza por sus hijos que se habían desviado.Una predicción del Diluvio.
1 Luego de esto, otro grupo se reunió, y ellos se fueron para buscar por sus hermanos, pero ellos
perecieron también como ellos. Y así fue, grupo tras grupo, hasta que solo pocos de ellos
quedaban.
2 Entonces Jared se enfermó de la angustia, y su enfermedad fue tal que el día de su muerte se acercaba.
3 Entonces él llamó a Enoc su hijo mayor, y Matusalén el hijo de Enoc, y Lamec el hijo de Matusalén, y Noé el hijo de Lamec.
4 Y cuando ellos habían venido a él, él oró por ellos y les bendijo, y les dijo a ellos, “Ustedes son hijos justos e inocentes; no bajen ustedes de esta montaña pura; porque mira, tus hijos y los hijos de tus hijos han bajado de esta montaña pura, y se han alienado a si mismos de esta montaña pura, a través de su lujuria abominable y trasgresión del mandamiento de Yehováh.
5 Pero yo sé, a través del poder de Yehováh, que Él no les abandonará a ustedes sobre esta montaña pura, porque vuestros hijos han trasgredido Su mandamiento y el de nuestros padres, que nosotros hemos recibido de ellos.
6 Pero, O mis hijos, Yehováh les llevará a ustedes a una tierra extraña, y ustedes nunca regresarán de nuevo para mirar con vuestros ojos este jardín y esta montaña pura.
7 Por eso, O mis hijos, aplica vuestros corazones a vuestras propias vidas, y guarden el mandamiento de Yehováh, que está con ustedes. Y cuando ustedes se vayan de esta montaña pura, a una tierra extraña que ustedes desconocen, tomen con ustedes el cuerpo de nuestro padre Adán, y con él estos tres regalos y ofrendas, específicamente el oro, el incienso, y la mirra, y que estén esos en el lugar adonde se recostará el cuerpo de nuestro padre Adán.
8 Y a aquel de ustedes que quedará, O mis hijos, vendrá la Palabra de Yehováh, y cuando él salga de esta tierra él llevará con él el cuerpo de nuestro padre Adán) y lo recostará en el medio de la tierra, el lugar adonde se trabajará la salvación.”
9 Entonces Noé le dijo a él, “¿Quién es aquel de nosotros que quedará?”
10 Y Jared contestó “Tú eres aquel que quedará. Y tú tomarás el cuerpo de nuestro padre Adán de la cueva, y lo pondrás contigo en la caja (“arca”) cuando venga el diluvio.
11 Y tu hijo Sem, quien vendrá de tus lomos (1558) él es quien recostará el cuerpo de nuestro padre Adán en el medio de la tierra, en el lugar de donde vendrá la salvación.”
12 Entonces Jared viró a su hijo Enoc, y le dijo a él,
“Tú, mi hijo, habita en esta cueva, y sirve diligentemente ante el cuerpo de nuestro padre Adán todos los días de tu vida, y alimenta tu pueblo en justicia e inocencia.”
13 Y Jared no dijo más. Sus manos fueron soltadas, sus ojos cerrados, y él entró al descanso como sus padres. Su muerte sucedió en el año trescientos sesenta (366 según Génesis y
Iâshâ´r de Noé) y en el año novecientos ochenta y nueve (962 según Génesis y Iâshâ´r) de su propia vida, en el doce de Takhsas en un 6to día de la semana (1422).
14.Pero mientras moría Jared, lágrimas derramaban de su cara por motivo de su gran
tristeza por los hijos de Set, quienes habían caído durante sus días.
15 Entonces Enoc, Matusalén, Lamec y Noé, estos cuatro, lloraron por él, le embalsamaron cuidadosamente, y entonces le recostaron en la Cueva de Tesoros. Entonces ellos se levantaron y lamentaron por él cuarenta días.
16 Y cuando estos días de luto se acabaron, Enoc, Matusalén, Lamec y Noé se quedaron en tristeza de corazón, porque su padre se había ido de ellos,
y ellos no le vieron más.
Capítulo 22
Solo quedan tres hombres justos en el mundo.
Las condiciones malvadas de los hombres antes del Diluvio.
1 Pero Janok Enoc guardó el mandamiento de Jared su padre, y continuó sirviendo en la
cueva.
2 Es este Enoc a quien muchas maravillas sucedieron, y quien también escribió un libro
celebrado, pero esas maravillas no se contarán en este sitio.
3 Entonces luego de esto, los hijos* de Set se desviaron y cayeron, ellos, sus hijos y sus
mujeres. Y cuando Enoc, Matusalén, Lamec y Noé les veían, sus corazones sufrían por motivo de su caída en duda, llenos de incredulidad; y ellos lloraban y buscaban misericordia de Yehováh, para preservarles a ellos, y para traerles fuera de
esa generación malvada.
*Los hijos de Set son los Vigilantes Celestiales a los que hace referencia el libro de Enoc.
4 Enoc siguió en su servicio ante Yehováh trescientos ochenta y cinco años, y
al final de ese tiempo él se volvió consciente mediante el favor de Yehováh , que
Yehováh tenía la intención de removerle a él de la tierra.
5 Él entonces le dijo a su hijo, “Oh mi hijo, yo sé que Yehováh tiene intención de traer las aguas del Diluvio sobre la tierra, y destruir nuestra creación.
6 Y ustedes son los últimos gobernadores sobre este pueblo sobre esta montaña; porque yo sé
que ninguno les quedará de ustedes para engendrar hijos sobre esta pura montaña; Ni gobernará ninguno de ustedes sobre los hijos de este pueblo; ni quedará de ustedes ningún gran grupo, sobre esta montaña.”
7 Enoc también les dijo a ellos,
“Velen por sus almas (vidas), y aguántense firmes en vuestro temor de Yehováh y en vuestro servicio a Él, y adórenle a Él en confianza recta, y sírvanle a Él en justicia, inocencia y juicio, en arrepentimiento y también en pureza.”
8 Cuando Enoc había terminado sus mandamientos a ellos, Yehováh le transportó a él desde esa montaña a la tierra de la vida, a las mansiones de los justos y de los
escogidos: a la vivienda de Pardë´ç (Arboleda-parque) de alegría, en Luz que alcanza arriba al
cielo; Luz que está afuera de la luz de este mundo; porque es la Luz de Yehováh, que llena el mundo entero, pero cual ningún lugar Lo puede contener.
9 Así, porque Enoc estaba en la Luz de Yehováh, él se encontró a si mismo fuera del alcance de la muerte hasta que Yehováh le dejara morir.
10 Todo junto, ninguno de nuestros padres o de sus hijos, quedó sobre esa pura montaña, excepto
esos tres, Matusalén, Lamec, y Noé. Porque todo el resto bajaron de la montaña y cayeron en pecado con los hijos de Caín. Por eso ellos fueron prohibidos esa montaña, y ninguno quedó sobre ella excepto esos tres hombres.
Nota: En alguna parte de este libro se dice que el lugar donde se enterro a Adán era el centro de la Tierra y a estos días podría ser en Ecuador 0°0'00"
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