2° Testamento. Apocalipsis (Revelaciones)
3° Testamento.
Libro de la Vida Verdadera (Tomo-Enseñanza.Párrafo).
02:08 Y escribe al ángel de
la iglesia en Esmirna: El primero y el postrero, el que estuvo muerto y vivió,
dice esto:
02:09 Yo conozco tus obras,
y tu tribulación, y tu pobreza (pero tú eres rico), y la blasfemia de los que
se dicen ser judíos, y no lo son, sino sinagoga de Satanás.
02:10 No temas en nada lo
que vas a padecer. He aquí, el diablo echará a algunos de vosotros en la
cárcel, para que seáis probados, y tendréis tribulación por diez días. Sé fiel
hasta la muerte, y yo te daré la corona de la vida.
11-318.01. Bienaventurados seáis los
que venís buscando mi enseñanza. Bienaventurados los que sabéis encontrar en mi
palabra el caudal de la vida eterna. Más ¿Quiénes son los que se están
fortaleciendo con mis lecciones, para que puedan quedar como emisarios entre la
humanidad, cuando haya cesado mi palabra por estos conductos? Sois vosotros los
que estáis purificándoos de antiguas manchas por faltar a mi Ley, los que
apuráis el cáliz de amargura; los que venís de grande tribulación y estáis
limpiando a vuestro espíritu en las aguas cristalinas de mis enseñanzas.
11-318.02. Hoy, cuando llegáis ante
esta manifestación, os sentís indignos de mi presencia, más contemplo que os
estáis regenerando y esa purificación os hace dignos de Mí. Sentid mi caricia,
sentid mi amor; él es el bálsamo que sana vuestros sufrimientos.
11-318.03. Conmemoráis por vez
postrera, bajo esta forma, mi pasión del Segundo Tiempo. No venís a cumplir con
una tradición, porque los discípulos del Espíritu Santo, no serán
tradicionalistas, serán obedientes a mi Ley. Venís solamente a conmemorar
aquellos divinos acontecimientos, los ejemplos perfectos que os legué a través
de Jesús, los cuales os enseñarán eternamente a conquistar vuestra propia
redención.
09-255.30 ¿A qué teméis? ¿A qué os
encarcelen, a que os quiten la vida? Bien sabéis que esos tiempos ya pasaron y
que fueron muchos los mártires que ofrendaron su vida para probar a los
enemigos de la verdad que el martirio, el presidio y el cadalso, en vez de
apagar la fe de mis siervos avivaba el fuego de su amor, haciendo que se
propagaran con mayor fuerza mis enseñanzas.
09-255.31 Teméis al juicio de
vuestros semejantes y teméis perder vuestra paz en el mundo, ¿Por qué no teméis
mejor al juicio de vuestro Dios o a perdería paz del espíritu por no haber
cumplido vuestra misión?
09-255.32 Hoy os parece mucho lo
que os pido a cambio de la Tierra Prometida, más en verdad os digo que cuando
estéis en ella, os maravillaréis de encontraros allí, hasta sentiros indignos y
decir: ¡Cuán poco fue lo que hicimos para merecer tanta gracia!
09-255.33 En vuestro corazón me
estáis preguntando: Maestro ¿por ventura vais a darnos más de lo que
merezcamos? A lo que Yo os contesto: que si os diese según vuestras obras, bien
poco o nada poseeríais. ¿Creéis que esta vida que tenéis, ese cuerpo que
poseéis esos dones que palpitan en vuestro ser y todo cuanto os rodea en
vuestra existencia, sea un premio justo a vuestros méritos?
09-255.34 En verdad os digo que
siempre os he dado y os daré más de lo que en justicia merezcáis, porque os
amo, porque soy vuestro Padre.
02:11 El que tiene oído,
oiga lo que el Espíritu dice a las iglesias.
El que venciere, no sufrirá daño de la segunda muerte.
09-255.35 Lloráis, pueblo,
reconociendo vuestra falta de fe y de amor, entonces me preguntáis lo que
debéis hacer para agradarme y lograr méritos delante de Mí, a lo cual contesto
que sirváis a vuestros semejantes con la mejor voluntad, que hagáis vuestro el
dolor de los que sufren; que desarrolléis vuestros dones y los perfeccionéis en
bien de los necesitados, porque de lo que hagáis con vuestros hermanos, depende
lo que recibáis a vuestra llegada en espíritu.
09-255.36 A Mí, ¿qué podéis darme
que no tenga? Tengo poder, tengo paz, tengo luz, soy poseedor del Universo, soy
amado y servido, no hay la menor sombra de egoísmo en mi Espíritu, porque soy
la perfección. En cambio, entre vuestros hermanos, que son hijos de mi
Espíritu, ¡Cuánta miseria existe! ¡Cuánto dolor y tiniebla! ¡Cuánta necesidad!
¿Por qué no me amáis en ellos? ¿Por qué no me dais cuanto haya de amor en
vosotros, amándoos los unos a los otros?
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