sábado, 11 de febrero de 2017

Apocalipsis - Segunda Iglesia

2° Testamento. Apocalipsis (Revelaciones)
3° Testamento. Libro de la Vida Verdadera (Tomo-Enseñanza.Párrafo).

02:08 Y escribe al ángel de la iglesia en Esmirna: El primero y el postrero, el que estuvo muerto y vivió, dice esto:

02:09 Yo conozco tus obras, y tu tribulación, y tu pobreza (pero tú eres rico), y la blasfemia de los que se dicen ser judíos, y no lo son, sino sinagoga de Satanás.

02:10 No temas en nada lo que vas a padecer. He aquí, el diablo echará a algunos de vosotros en la cárcel, para que seáis probados, y tendréis tribulación por diez días. Sé fiel hasta la muerte, y yo te daré la corona de la vida.

11-318.01. Bienaventurados seáis los que venís buscando mi enseñanza. Bienaventurados los que sabéis encontrar en mi palabra el caudal de la vida eterna. Más ¿Quiénes son los que se están fortaleciendo con mis lecciones, para que puedan quedar como emisarios entre la humanidad, cuando haya cesado mi palabra por estos conductos? Sois vosotros los que estáis purificándoos de antiguas manchas por faltar a mi Ley, los que apuráis el cáliz de amargura; los que venís de grande tribulación y estáis limpiando a vuestro espíritu en las aguas cristalinas de mis enseñanzas.

11-318.02. Hoy, cuando llegáis ante esta manifestación, os sentís indignos de mi presencia, más contemplo que os estáis regenerando y esa purificación os hace dignos de Mí. Sentid mi caricia, sentid mi amor; él es el bálsamo que sana vuestros sufrimientos.

11-318.03. Conmemoráis por vez postrera, bajo esta forma, mi pasión del Segundo Tiempo. No venís a cumplir con una tradición, porque los discípulos del Espíritu Santo, no serán tradicionalistas, serán obedientes a mi Ley. Venís solamente a conmemorar aquellos divinos acontecimientos, los ejemplos perfectos que os legué a través de Jesús, los cuales os enseñarán eternamente a conquistar vuestra propia redención.

09-255.30 ¿A qué teméis? ¿A qué os encarcelen, a que os quiten la vida? Bien sabéis que esos tiempos ya pasaron y que fueron muchos los mártires que ofrendaron su vida para probar a los enemigos de la verdad que el martirio, el presidio y el cadalso, en vez de apagar la fe de mis siervos avivaba el fuego de su amor, haciendo que se propagaran con mayor fuerza mis enseñanzas.

09-255.31 Teméis al juicio de vuestros semejantes y teméis perder vuestra paz en el mundo, ¿Por qué no teméis mejor al juicio de vuestro Dios o a perdería paz del espíritu por no haber cumplido vuestra misión?

09-255.32 Hoy os parece mucho lo que os pido a cambio de la Tierra Prometida, más en verdad os digo que cuando estéis en ella, os maravillaréis de encontraros allí, hasta sentiros indignos y decir: ¡Cuán poco fue lo que hicimos para merecer tanta gracia!

09-255.33 En vuestro corazón me estáis preguntando: Maestro ¿por ventura vais a darnos más de lo que merezcamos? A lo que Yo os contesto: que si os diese según vuestras obras, bien poco o nada poseeríais. ¿Creéis que esta vida que tenéis, ese cuerpo que poseéis esos dones que palpitan en vuestro ser y todo cuanto os rodea en vuestra existencia, sea un premio justo a vuestros méritos?

09-255.34 En verdad os digo que siempre os he dado y os daré más de lo que en justicia merezcáis, porque os amo, porque soy vuestro Padre.

02:11 El que tiene oído, oiga lo que el Espíritu dice a las iglesias. El que venciere, no sufrirá daño de la segunda muerte.

09-255.35 Lloráis, pueblo, reconociendo vuestra falta de fe y de amor, entonces me preguntáis lo que debéis hacer para agradarme y lograr méritos delante de Mí, a lo cual contesto que sirváis a vuestros semejantes con la mejor voluntad, que hagáis vuestro el dolor de los que sufren; que desarrolléis vuestros dones y los perfeccionéis en bien de los necesitados, porque de lo que hagáis con vuestros hermanos, depende lo que recibáis a vuestra llegada en espíritu.


09-255.36 A Mí, ¿qué podéis darme que no tenga? Tengo poder, tengo paz, tengo luz, soy poseedor del Universo, soy amado y servido, no hay la menor sombra de egoísmo en mi Espíritu, porque soy la perfección. En cambio, entre vuestros hermanos, que son hijos de mi Espíritu, ¡Cuánta miseria existe! ¡Cuánto dolor y tiniebla! ¡Cuánta necesidad! ¿Por qué no me amáis en ellos? ¿Por qué no me dais cuanto haya de amor en vosotros, amándoos los unos a los otros? 

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