martes, 17 de abril de 2018

Enseñanza 334

11-334.03. Observad todos los casos de miseria humana, de dolor, de necesidad y dejad que ante la vista del dolor, que por todas partes os rodea, vuestro corazón se vaya sensibilizando.

11-334.04. Cuando ya sintáis en lo más profundo de vuestro ser un generoso y noble impulso de hacer el bien, dejad que ese impulso se desborde y manifieste. Es el espíritu que va a entregar su mensaje porque ha encontrado preparado y dispuesto a su cuerpo.

11-334.05. Comprended que si os levantáis a sembrar la semilla de mi enseñanza, ha de ser por ese amor que nazca de lo más sensible de vuestro ser, mas no volváis a intentar hacer el bien o realizar actos según vosotros meritorios, si ellos están inspirados en el temor a un castigo en caso de no hacerlos. eso no tiene mérito, ya no digáis ante Mí, ni siquiera ante vuestro espíritu, que no podrá conformarse con pequeñeces. Cuando vuestro espíritu se despoje de la capa humana y en el santuario de la vida espiritual se recoja en el fondo de sí mismo, para examinar su pasado y examinar su cosecha, muchas de sus obras que aquí en el mundo le habían parecido perfectas, dignas de ser presentadas al Señor y merecedoras de un galardón, resultarán pequeñas en los instantes de aquella meditación; el espíritu comprenderá que el sentido de muchos actos que en el mundo le parecieron buenos, no fueron mas que rasgos de vanidad, de falso amor, de caridad no sentida por el corazón.

11-334.07. El santuario de que acabo de hablaros, es el de la conciencia. Ese templo que nadie podrá profanar, ese templo en el que habita Dios y de donde sale su voz y brota la luz.

11-334.08. En el mundo nunca habéis sabido penetrar en ese santuario interior, porque vuestra personalidad humana siempre procura los medios de evadir la voz sabia que en cada hombre habla; os digo que, al despojarse vuestro espíritu de su envoltura, al fin podrá detenerse ante el lumbral de ese santuario para disponerse a entrar en él y ante ese altar del espíritu, postrarse, oírse a sí mismo, examinar sus obras ante esa luz que es la conciencia, oír hablar dentro de sí la voz de Dios, como Padre, como Maestro y como Juez.

11-334.15. Ya es tiempo de que la luz llegue hasta lo más elevado de vuestro espíritu y de vuestro entendimiento, para que la verdad brille en cada hombre y se prepare para entrar dignamente en la vida espiritual.

11-334.16. Me hacéis presente que la lucha que habéis sostenido en el corazón de vuestros hermanos aparentemente es infructuosa; que les habláis de espiritualidad tratando de apartar de sus corazones el fanatismo y las prácticas idólatras, y que a los pocos instantes de haberlos doctrinado, van a postrarse nuevamente ante sus ídolos.

11-334.17. Venís con el corazón herido y marchito, pero abrigáis una esperanza de que os dé en mi palabra nuevos razonamientos y nuevas armas para seguir luchando.

11-334.18. Yo os digo, discípulos amados, en quienes veo el anhelo ferviente de que la luz esplenda en todos vuestros hermanos: Tenéis que revestiros de paciencia para esperar el momento anhelado de la iluminación de aquellos por quienes tanto oráis y pedís.

11-334.19. También ellos creen que vosotros estáis en un error, porque os miran hacer oración en el vacío, y porque os oyen hablar de enseñanzas y revelaciones que no constan en libros.

11-334.20. También ellos van a orar por vosotros y me hablan y me piden que no os perdáis.

11-334.21. Yo os pregunto, discípulos: ¿A quiénes creéis que me digne escuchar más a vosotros o a ellos? Muchos me decís en vuestro corazón: "A nosotros, Maestro, puesto que en la forma de orar nos acercamos más a lo verdadero".

11-334.22. Pues Yo os digo, discípulos, que tanto escucho a unos como a otros, porque todos sois iguales ante Mí, porque lo mismo amo a unos que a otros y porque en todos veo angustia de que alguien pueda perderse del sendero.

11-334.23. Es la lucha pueblo, la lucha anunciada, la gran batalla que habría de surgir hasta en los hogares y aun en el seno de las familias más amantes y unidas.

11-334.24. ¿De quién será el triunfo en esta lucha? De ninguno. El triunfo será de la verdad, de la luz, del amor y la justicia. Todos vosotros seréis vencidos por esas fuerzas divinas, mas precisamente esa aparente derrota será vuestro triunfo.

11-334.32. Los que se dicen pastores de la humanidad, no han sentido mi presencia, aún me están esperando; mas Yo contemplo que van entregando distinta enseñanza de la que el maestro ha confiado a la humanidad, la cual os conducirá por el camino de la verdad al enseñaros a amaros los unos a los otros.

11-334.33. No es mi voluntad que el mundo alimente ideologías distintas a mi Doctrina de amor, por que eso daña al espíritu y por ello me desconocéis. No habéis sabido analizar mi Doctrina, despreciáis el pan de vida eterna y la humanidad me busca en sus sinagogas, en los templos materiales que sus propias manos han formado según su entendimiento, y ¿Hasta cuándo la humanidad me comprenderá y escuchará mi llamado?

11-334.36. Imaginaos lo hermosa que sería vuestra vida si cada hombre trabajase pensando en hacer bien y en unir su pequeño esfuerzo al de los demás. De cierto os digo que la miseria no se conocería, mas la verdad es que cada quien trabaja para sí, pensando en sí y si acaso en los suyos.

11-334.37. Todos necesitáis saber que nadie puede bastarse a sí mismo y que necesita de los demás; todos debéis saber que estáis íntimamente ligados a una misión universal que debéis cumplir unidos pero no unidos por obligaciones materiales, sino por intención, por inspiración e ideal, en una palabra: Por el amor de los unos hacia los otros. El fruto entonces será en beneficio de todos.

11-334.38. Vengo a deciros, pueblo, que no trabajéis sólo por vos, que en vuestro esfuerzo tratéis de derramar luz en todos los que os buscasen, sin hacer distinciones. En verdad os digo que quien más dé a sus hermanos, más recibirá de Mí, puesto que aplica a su vida mi enseñanza.

11-334.61. Sabed que, así como hay espíritus que en restitución son enviados nuevamente a encarnar para habitar la Tierra y recoger en justicia el fruto de lo que antes sembraron, otros no llegan a reencarnar, pero invisiblemente se quedan en la Tierra hasta lograr la espiritualidad o elevación que les haga apartarse de cuanto ya no les pertenece.

11-334.62. Toda restitución es dura, es amarga y dolorosa, pero mi Doctrina viene a enseñaros la forma de evitar a vuestro espíritu que en vez de encontrar la paz después de haber sufrido en la Tierra, tenga que encontrarse ante una prueba de purificación y restitución.

11-334.63. Aquí en mi palabra, aprended a amar lo del mundo hasta donde sea justo amarle, para que llegada la hora de dejarlo todo, no haya sobre vuestro espíritu ningún fardo que le prive de su libertad.

11-334.68. Ya habéis aprendido de Mí que la elevación del espíritu se logra por el amor, porque el que ama desarrolla todos los dones y potencias de su ser. No aspiréis a llegar a las altas cimas de la luz tan sólo por el desarrollo de la mente, sino buscad siempre la forma de armonizar la inteligencia con los sentimientos, para que, al mismo tiempo que estudiéis la lección, la llevéis a la práctica.

11-334.69. Es tan claro el camino de la verdad, que nadie que venga por él puede perderse.

11-334.70. No vais solos, porque mi aliento y mi luz van con cada uno de vosotros; pero por si os pareciese poco ello, he puesto junto a cada criatura humana, a un ser espiritual de luz, para que vele por vuestros pasos, para que os haga presentir algún peligro, para que os sirva de compañía en vuestra soledad y os sirva de báculo en la jornada. Son aquellos seres a quienes llamáis ángeles custodios, ángeles de la guarda o protectores.

11-334.71. Nunca os portéis como ingratos ante ellos, ni seáis sordos a sus inspiraciones, porque vuestras fuerzas no os bastarán para haceros salir avante en todas las pruebas de la vida, necesitáis de aquellos que van más adelante que vosotros y que conocen, porque yo se los revelo, algo de vuestro futuro. 11-334.72. La lucha de esos seres es muy ardua mientras no alcancéis la espiritualidad, porque muy poco ponéis de vuestra parte para ayudarles en su delicada misión.

11-334.73. Cuando vuestra espiritualidad os permita sentir y comprobar la presencia de aquellos hermanos vuestros que invisiblemente, sin ostentación alguna, trabajan por vuestro bienestar y progreso, entonces sentiréis pesar de haberlos obligado a trabajar mucho y a padecer también mucho por vuestros pecados. Mas cuando esta comprensión surja en vosotros, será porque ya la luz se hizo en vuestro entendimiento y brotará la caridad hacia ellos, la gratitud y la comprensión.

11-334.74. ¡Qué dicha tan grande habrá en aquellos guardianes vuestros, cuando vean que su labor es secundada por vosotros y que su inspiración armoniza con vuestra elevación!

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