2 Henoc
11:81 Y al día octavo fijé yo el mismo día, para
que el día octavo fuera el primero, primicias de
mi descanso, y para que (éstos) se conviertan en símbolos de los siete mil y
para que él sea el principio de los ocho mil; pues así como el primer día cae
en domingo, así lo hace también el día octavo, para que el día del domingo
pueda repetirse indefinidamente.
11:82 Y ahora,
Henoc, cuanto acabo de decirte, todo lo que tú has comprendido y visto tanto en
los cielos como en la tierra y todo lo que tú has anotado en tus libros, todo
ello concebí crearlo por mi Sabiduría y (lo) he llevado a cabo desde el
fundamento más alto hasta el más bajo (y) hasta el fin.
11:83 En mi creación
no he tenido testigo ni heredero.
11:84 Yo soy eterno
e increado,
11:85 mi pensamiento
es inmutable, no tengo otro consejero que mi propia Sabiduría y mis dichos son (a la vez mis) hechos.
11:86 Mis ojos
escudriñan todo, y cuando dirijo mi mirada al universo, éste se queda quieto,
temblando de miedo; y si le vuelvo la espalda, se desintegra.
11:87 Entiende, pues, Henoc, y date cuenta de quién te está hablando: toma esos libros que tú mismo has escrito,
11:87 Entiende, pues, Henoc, y date cuenta de quién te está hablando: toma esos libros que tú mismo has escrito,
11:88 y yo pongo a
tu disposición a Samoil y a Ragüil, que son quienes te han traído hasta mí.
11:89 Baja a la
tierra y da cuenta a tus hijos de todo lo que te he dicho y de cuanto has
podido ver desde el cielo más bajo hasta mi trono.
11:90 Todas las
milicias y todas las potestades las he creado yo, y no hay nadie que se me
oponga o que no me obedezca, pues todos acatan mi monarquía y se rinden a mi
poder absoluto.
11:91 Entrégales los
libros de tu puño y letra y que ellos los lean y me reconozcan como Creador del
universo, y entiendan que no hay otro (creador) fuera de mí,
11:92 y transmitan los libros escritos por ti de hijos a hijos, de generación a generación y de parientes a parientes.
11:92 y transmitan los libros escritos por ti de hijos a hijos, de generación a generación y de parientes a parientes.
11:93 Y yo te daré,
Henoc, como mediador a Miguel –mi archiestratega– para (que custodie) el
escrito de tus manos y los escritos de las manos de tus padres, Adán, Set, Enós,
Cainán, Maleleil y Jared, tu padre, ya que yo no los destruiré jamás.
11:94 He dado órdenes a mis ángeles Ariuch y Pariuch –a quienes mandé a la tierra como guardianes de ellos– y he dado asimismo órdenes a los tiempos para que los vigilen, de modo que no perezcan en el futuro diluvio que yo haré sobrevenir sobre tu linaje.
11:94 He dado órdenes a mis ángeles Ariuch y Pariuch –a quienes mandé a la tierra como guardianes de ellos– y he dado asimismo órdenes a los tiempos para que los vigilen, de modo que no perezcan en el futuro diluvio que yo haré sobrevenir sobre tu linaje.
11:95 Conocida como
me es la malicia de los hombres, yo sé que no aguantarán el yugo que yo les
imponga, sino que han rechazado (de antemano) mi yugo, aceptando otro distinto;
han sembrado semillas hueras, han adorado a dioses vanos y han rechazado mi
soberanía, quedando toda la tierra manchada de injusticias, injurias,
adulterios e idolatría.
11:96 Y por esta
razón haré sobrevenir un diluvio sobre la tierra, quedando ésta sumida en un
lodazal inmenso,
11:97 y preservaré a
un varón justo de tu tribu con toda su casa, el cual estará dispuesto a obrar
según mi voluntad.
11:98 Y de su
simiente surgirá al cabo otra generación numerosa, pero muchos de sus miembros
serán insaciables en alto grado.
11:99 Y en el decurso de esta generación les descubriré los libros escritos por ti y por tus padres. Los mismos guardianes de la tierra se encargarán de enseñárselos a los varones fieles –a mis siervos que pronuncian mi nombre en vano–, y éstos se los comunicarán a la otra generación, y aquellos, una vez los hayan leído, serán glorificados en la posteridad más aún que al principio.
11:100 Ahora
pues, Henoc, te doy una tregua de treinta días para que la pases en tu casa y
comuniques a tus hijos y a tus domésticos todo esto de mi parte, para que
escuchen lo que les digas y para que lean y entiendan que no existe otro (dios)
fuera de mí y cumplan tus mandamientos y comiencen (a leer) los libros escritos
de tu mano.
11:101 Y, después de treinta días, yo te enviaré mi ángel para que te saque de la tierra y de entre tus hijos (y te traiga) a mi lado.
11:101 Y, después de treinta días, yo te enviaré mi ángel para que te saque de la tierra y de entre tus hijos (y te traiga) a mi lado.
Epístola
de Bernabé
15:08 Por
último, les dice: Vuestros novilunios
y vuestros sábados no los aguanto. Mirad cómo dice: No me son aceptos
vuestros sábados de ahora, sino el que yo he hecho, aquél en que, haciendo
descansar todas las cosas, haré el principio de un día octavo, es decir, el
principio de otro mundo.
15:09 Por eso justamente nosotros celebramos
también el día octavo con regocijo, por ser día en que Jesús resucitó de entre los muertos y, después de
manifestado, subió a los cielos.
Libro de la Vida Verdadera (Tercer
Testamento)
06-166.31 Desde el Primer Tiempo os enseñé a consagrarme el séptimo día. Si
durante seis días el hombre se entregaba al cumplimiento de sus deberes humanos
justo era que cuando menos uno, lo dedicase al servicio de su Señor. No le pedí
que me consagrara el primer día, sino el último para que en él descansara de
sus labores y se entregara a la meditación, dando a su espíritu la ocasión de
acercarse a su Padre para conversar con Él a través de la oración.
06-166.32 El día de descanso se instituyó para que el hombre, al olvidar aunque
fuera por un momento la dura lucha terrestre, dejara que su conciencia le
hablara, le recordara la Ley, y se examinara a sí mismo, se arrepintiera de sus
faltas y formara dentro de su corazón nobles propósitos de arrepentimiento. El
sábado fue el día que anteriormente estaba dedicado al descanso, a la oración,
y al estudio de la Ley, pero el pueblo al cumplir con la tradición, olvidó los
sentimientos hacia la humanidad y los deberes espirituales que tenía para con
sus semejantes. Los tiempos pasaron, la humanidad evolucionó espiritualmente y
Cristo vino a enseñaros que aun en los días de reposo debéis de practicar la
caridad y todas las buenas obras.
06-166.33 Jesús quiso deciros que un día estaba dedicado a la meditación y al
reposo físico, pero debíais comprender que para el desempeño de la misión del espíritu, no podía señalarse día y hora.
06-166.34 A pesar de haberos hablado el Maestro con suma claridad, los hombres se
distanciaron buscando cada cual el día que para ellos fuera el más propicio y
así, mientras unos siguieron conservando el sábado como día dedicado al reposo,
otros adoptaron el domingo para celebrar sus cultos.
06-166.35 Hoy vengo a hablaros una vez más y mis enseñanzas os traen nuevos
conocimientos; habéis vivido muchas experiencias y habéis evolucionado. Hoy no
tiene importancia el día que dediquéis al descanso de la fatiga terrestre, pero
sí la tiene el que sepáis que todos los días debéis caminar por la senda que Yo
os he trazado. Comprended que no existe hora señalada para que elevéis vuestra
oración, porque todo tiempo es propicio
para que oréis y practiquéis mi Doctrina en favor de vuestros hermanos.
06-166.36 Quiero que en vuestro espíritu siempre haya luz, inspiración y amor.
Que la mente y el corazón sean el espejo del espíritu y que en él se reflejen
sus virtudes, se traduzcan en ideas brillantes y en nobles pensamientos y
sentimientos. Entonces llegaréis a daros cuenta de cuán perfecta es la armonía
que existe entre el espíritu y el cuerpo, entre lo espiritual y lo humano,
entre las leyes y deberes del espíritu y las leyes y deberes del mundo; al
final, podréis comprobar que toda la vida con sus pruebas y lecciones tiene una
sola meta: el perfeccionamiento del
espíritu, por medio del cual alcanzará a conocer el reposo y la dicha verdadera
en el Reino del Señor.
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